Recomendaciones: pedir auxilio, retirar los tentáculos y lavar con agua de mar

En primer lugar, en caso de haber sido atacado por estas falsas medusas, hay que mantener una actitud tranquila, evitando un nerviosismo que puede jugar contra nosotros, y salir del agua de forma inmediata. Una vez en tierra firme, acudir al puesto de socorro para informar de la situación, algo que servirá, además de a nuestra asistencia por parte de profesionales, para prevenir al resto de los bañistas.

En la zona afectada, la prioridad es retirar los tentáculos que hayan podido quedar adheridos a la piel, ya que estos pueden permanecer varios días allí inoculando veneno en caso de no ser eliminados. Este proceso debe realizarse con guantes y pinzas para no extender el área afectada. Es fundamental no frotar o rascarse la herida, pese al picor que sentiremos, ya que esto agravaría el daño. El mejor aliado para limpiar la zona es la propia agua del mar, evitando otros líquidos como la orina o el agua dulce, ya que estos favorecen la absorción del veneno.

Más debate genera la aplicación de hielo para aliviar la quemazón, ya que pese a ser efectivo en este aspecto, algunos estudios afirman que resulta más eficaz para bajar la inflamación sumergir la herida en agua caliente. Finalmente, es recomendable proteger la herida con un apósito, especialmente para protegerla del sol, y terminaremos lavándonos bien las manos para desinfectarla de posibles restos tóxicos.

Además, en el caso de los aficionados a nadar en aguas abiertas, los expertos recuerdan la importancia del empleo de boyas de natación, que alertarán de nuestra posición en caso de rescate y nos ayudará a mantenernos a flote. Además, en zonas de proliferación de carabelas portuguesas se recomienda no nadar alejados de la orilla y en buenas condiciones de luz para poder detectar estos organismos.