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Donde la realidad se construye con datosInstituto de Estadística
Donde la realidad se construye con datosSabía usted que Logroño cuenta con 70 piscinas al aire libre y 8 cubiertas; Cabezón de Cameros con 23 vehículos matriculados o El Rasillo con 12 casas rurales? Que en Anguiano hay 105 cabras, en Pazuengos 296 vacas y en Cervera del Río Alhama 30. ... 777 cerdos. Que la edad media de los riojanos es de 45,1 años, que 99 municipios no tienen farmacia, que 272 empresas se dedican al sector del calzado o que en la última década se han repoblado 5.026 hectáreas de monte. Todos esas cifras, a modo de curiosidad, son un ejemplo de las infinitas posibilidades y búsquedas que ofrece el Instituto de Estadística de La Rioja (larioja.org/estadistica), una ventana abierta a la realidad en datos de nuestra región que desde sus orígenes en 1986 ha vivido un trayecto de modernización en formatos, enfoques, fuentes y publicaciones.
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«Mucha gente no sabe que existimos o nos confunden con el INE», comenta Natalia Herreros, administrativa en el Instituto. «Incluso con amigos y familiares nos ocurre», apoya José Francisco Lerena, jefe de Servicio. En buena medida, el Instituto de Estadística de La Rioja–dependiente de la Consejería de Hacienda– es un organismo desconocido pese a que su trabajo sirve de base para cuantificar y dar un objetivo contexto a todo tipo de medidas, informaciones y reivindicaciones. «Cualquier decisión, sea política, empresarial, administrativa o incluso personal debe basarse en datos», resume Lerena. «Por ejemplo, el IPC se ha convertido en el súper dato», tercia Álvaro Forcada, subdirector general del Instituto de Estadística.
Este cotidiano y preciso engranaje que ofrece 231 operaciones estadísticas al año –desagregadas en múltiples conceptos y variables– lo conforman nueve personas que asumen ahora el testigo en la evolución de un servicio que ha pasado de publicar la información en anuarios impresos (y con erratas corregidas en anexos), a ofrecer cualquier dato en un par de 'clicks' y destacados visuales en Instagram.
«Antes ya se trabajaba con bases de datos pero era rudimentario, recibíamos informes escritos a mano, la página web era muy básica... resultaba todo mucho más laborioso. Por ejemplo, la EPA nos la mandaban en CDs, tardábamos una semana en prepararla, era imposible tenerla en el día como ahora que está todo automatizado», señala Diego Jiménez, técnico informático.
Más allá de la accesibilidad para la ciudadanía desde cualquier dispositivo y las diversas fórmulas de consulta, el Instituto de Estadística sigue recibiendo peticiones por otros canales. «Mantenemos la disponibilidad para ayudar al ciudadano que no controla tanto este tipo de vías y nos llaman, nos escriben, nos hacen consultas... También tenemos bastantes peticiones por parte de las consejerías o de estudiantes con trabajos de fin de grado o doctorados, que buscan datos más avanzados», comenta la técnica Elena Esparza.
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Desde el Instituto son conscientes de que la estadística, la enorme cantidad de datos y operaciones que recogen, pueden resultar algo árido, incluso aburrido, por lo que uno de los retos es «que las publicaciones sean más atractivas y cuenten con un análisis para que el lector pueda interpretarlas de forma sencilla, no solamente limitarnos a poner unas tablas y listo», explica Álvaro Forcada. La comunicación en redes sociales es una de esas herramientas, con publicaciones a modo de resumen. «El tiempo de todos escasea, por lo que buscamos algo rápido que pueda llegar a cualquiera, una imagen con unos pocos datos seleccionados que llame la atención y que dé a conocer que existe un servicio en el que profundizar más», apunta Elena Esparza.
Las novedades son constantes en el trabajo estadístico. Siempre hay nuevos campos de la economía, la demografía, el medio ambiente, la cultura o la salud que reflejar con datos, herramientas para manejarlos, fórmulas de presentación y recopilación... Y lo que queda. «Una de las principales líneas estratégicas de los institutos es que la estadística oficial vaya cada vez más hacia fuentes administrativas y menos a encuestas. Son fuentes más fiables y completas», subraya José Francisco Lerena, que también alude a «un mayor desarrollo de la inteligencia artificial, los nuevos algoritmos y el 'big data» en el manejo de datos. «También cambia la manera de recoger los datos, ahora el móvil está siendo una vía de conocimiento. Por ejemplo, el INE realiza una estadística experimental de turismo por posicionamiento», señala Diego Jiménez.
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Entre las últimas consultas incluidas, las estadísticas sobre separación y divorcios, proyecciones de población o la representación femenina en la economía digital. Más fragmentos para conformar una mirada completa y detallada de la realidad regional.
«Una de las estadísticas más típicas y que más llama la atención es la de los nombres y apellidos más frecuentes», señala Mario Lorente, administrativo, a la hora de elegir su favorita entre todas las estadísticas que el servicio ofrece, coincidiendo con Natalia Herreros. Otros, como Lerena o Luis Sáenz eligen otras más 'serias', como la contabilidad trimestral de La Rioja, «una visión coyuntural de nuestra economía», mientras que Elena Esparza se queda con la rama agraria. Diego Jiménez, con el Índice de Producción Industrial –«porque fue de las primeras cosas que hice aquí»–; y Álvaro Forcada, con las fichas municipales: «Me sorprendió la cantidad de información que había ahí sobre cada pueblo».
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