Razones y cronología de la crisis de Rioja

Es evidente y lo que se está barajando es descalificar vino hoy amparado (para lo que se necesita financiación) y ser más exigente con las calificaciones en el futuro. El problema es que la solución no puede venir solo con recortes de producción, sino que hay que vender más para que no sigan cargándose los almacenes. Por muchas uvas que se dejen de producir, y por mucho vino que se elimine, sin recuperación de ventas es imposible equilibrar la situación con el potencial productivo actual que tiene Rioja por el crecimiento de plantaciones de los últimos años.

El Consejo Regulador aprobó rendimientos diferenciados, del 115% en zonas no heladas, del 90% en las poco afectadas y del 70% en las localidades con más daños. La cosecha amparada fue de 250 millones de litros, lográndose 'minimizar' los daños. Las ventas en 2017 fueron de récord (284 millones de kilos), con lo que la ratio, relación entre existencias y salidas, presionó a la baja (2,68) y subieron los precios de la uva pagados a los viticultores, aunque muchos de ellos apenas tuvieron producción en las zonas alta y alavesa.

En un momento de aparente necesidad de uva, el Consejo Regulador aumentó el rendimiento en campo con hasta el 118% de entrada de uva en bodega. Un 110% podría ser amparado y hasta un 8% adicional podría destinarse a la creación de un 'stock' regulador. La cosecha amparada se dispara así hasta los 336 millones de litros, récord histórico. El problema es que las ventas de vino, en lugar de continuar su tendencia ascendente, bajan hasta los 263 millones de litros de vino. Únicamente, en el 2018 se produjeron 73 millones de litros de más que los que se vendieron.

Pese a que la ratio ya estaba a finales de 2018 en 3,14 –cuando el equilibrio ideal se encuentra en tres–, las organizaciones mayoritarias del Consejo pactaron permitir hasta un 110% de uva de entrada en bodegas, un 101% de rendimiento amparado en campo y con un 1% adicional también para transformación (1% más de lo habitual). El otro 9% de uva podría ir parar el 'stock' o como producción excedentaria sin obligación de destilar, lo que se conoce como 'vino de mesa'. En contra de lo esperado, las ventas de vino se desplomaron hasta los 255 millones, lo que aumentó claramente el desequilibrio que ya se venía cuajando desde el año anterior.

La pandemia sorprendió en marzo. El Consejo Regulador rebajó el rendimiento amparado al 90% y dejó otro 5% adicional para vino de mesa. Las ventas caen con fuerza hasta los 234 millones. La producción sigue siendo superior la comercialización, con 268 millones de litros y continúan engrosándose los almacenes.

Se aplicó una nueva rebaja de rendimientos (95% en campo), con otro 5% adicional para vino de mesa, y en un ejercicio todavía marcado por la pandemia y cierres temporales en varios mercados las ventas suben pero no llegan a los niveles prepandemia (254 millones de litros): más desequilibrio porque se sigue produciendo más de lo que se vende.

Se esperaba mucho de este 2022 y, aunque se contuvo el rendimiento para uvas tintas (95%), las ventas han sido claramente por debajo de lo esperado tras la guerra de Ucrania y el desplome de Reino Unido. Así, el año pasado se produjeron otros 35 millones de litros más que los vendidos.

Hay más vino que nunca en las bodegas de Rioja (937 millones de litros de vino) y la ratio se ha disparado al 3,64 (el equivalente a 3,6 cosechas). Hay un precedente de una ratio superior –al margen del año de la pandemia–: en el año 2000 tras la gran helada de 1999 (4,62).Aquella crisis se solucionó rápidamente, pero entonces la producción de Rioja era mucho menor (14.000 hectáreas menos), había menos competencia y tampoco existía una crisis de consumo mundial como ahora.