El raca raca
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El repaso ·
De cómo el PNV sigue con su larga marcha hacia un objetivo claro: controlar Rioja AlavesaRaca, raca. Es como tener carcoma en la viga de la casa. Raca, raca. Mientras pase el tiempo, el bicho seguirá royendo, inasequible al desaliento, porque está en su naturaleza. Y porque con tal de conseguir lo suyo, el bienestar del edificio es una cosa ... un poco secundaria: mi madera seguirá siendo mi madera, aunque esté en el suelo caída.
Con ese mismo raca raca funciona el PNV en sus cosas. Con un guion muy parecido. Primero siembra una idea, luego insiste e insiste en ella por muy descabellada que pareciera el primer día, por muchos rechazos que haya generado o por muy lesiva que sea para sus vecinos. Y llega un momento en que ese racarraca obra el milagro. La propuesta descabellada se va convirtiendo en asunto a debatir, y el asunto a debatir termina, oh milagro, por ser una reivindicación histórica y después un derecho histórico. Todo histórico porque, ya se sabe, a un nacionalista la historia le sirve básicamente para fundar sus privilegios, darles una capa de respetabilidad y hacer creer al resto que, en fin, es algo a lo que tienen derecho desde siempre.
Ahora andan detrás de controlar Rioja Alavesa. «Controlar» es el verbo. No se fíe la buena gente del vino de encima del Ebro, que el fin no es benéfico. Miren, si no, la propuesta que llevaron el jueves al Parlamento. No solo se trataba de fundamentar el derecho de que la subzona tenga su propio Consejo Regulador (sin perder el nombre de Rioja, claro) sino de que además las funciones de control y sanción de ese Consejo sean de la Comunidad Autónoma. A freír churros la independencia del sector tan arduamente defendida. En un Consejo Regulador de Rioja Alavesa mandaría Ajuria Enea, y punto.
¿Cómo se lucha contra el raca raca? Pues con otro de signo contrario. Pero ese apenas se oye. Anda nuestro gobierno regional muy a sus cosas, y entre esas no está tocarle los ovarios al PNV que sostiene a Sánchez. Así que nos fiamos de lo que nos aseguran desde Madrid, que calladitos estamos mejor, y así pasa lo que pasa. Por ejemplo, que cuando tuvieron que darle al botón, la gente de Unidas Podemos no tenía ni la más mínima idea sobre qué estaban votando, y lo hicieron a favor. Por error, dicen.
Si no hacemos ruido la carcoma seguirá a lo suyo; tiene mucho tiempo, y pocas dudas en su estrategia.
Viernes | UR
La Universidad de La Rioja, y el Gobierno que la financia, tienen delante un caramelo, y una posibilidad. Ambas son realmente interesantes, y perdérselas sería una desgracia. Pero para eso han de reconocerlas, aprovecharlas y obrar en consecuencia. Más pronto que tarde, si se puede.
Cada año hay cientos y cientos de chicas (la mayoría mujeres, sí) que quieren estudiar Enfermería aquí. Tantas son, que al final las riojanas acaban siendo una minoría muy exigua: 5 en la última promoción de 75. Es, por tanto, una carrera hiperdemandada e infraofertada.
Lo mismo ocurre con Matemáticas, una de esas carreras tocadas de pronto con el dedo de profesiones del futuro. Quién lo diría. Diez estudiantes por plaza en este periodo de matriculación.
La oportunidad está ahí: la sanidad necesita enfermeras, y necesitará más. El sector de la tecnología necesita gente de números. Es posible que dentro de una década las tornas giren. Pero no se debe estar esperando a que el tiempo te dé la razón por quedarte quieto. Porque mientras, la sociedad te pasa por delante demandándote cosas que no le estás dando.
Domingo | fuego
Una imprudencia quemó a principios de semana más de 100 hectáreas en Yerga. Una imprudencia. O sea alguien que hizo lo que no debía, probablemente a sabiendas de que no debía hacerlo, pero que pensó algo muy cercano al muy riojano «chorra más da».
Pues que sí que da. Ahora mismo estamos al borde de que nos ocurra una catástrofe. Una chispa en mal sitio y en mal momento, y esas 100 hectáreas de Yerga pueden ser miles en Valvanera. La Rioja tiene un inmenso pulmón verde que defender en su flanco sur, y perderlo sería una desgracia que no quiero ni imaginar.
Tengamos cuidado: corremos mucho peligro.
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