Secciones
Servicios
Destacamos
Llevaban un año haciendo quedadas, pero el entusiasmo de Rocío, Joana y Carol ha terminado por movilizar a otras moteras como ellas. Todas acaban de crear el grupo Moteras en La Rioja, un nombre sin epítetos rosas ni referencias americanas, con el que ... quieren dejar clara su identidad.
Son mujeres de aquí que se identifican con su tierra y a las que les gusta quemar rueda por los sinuosos trazados de la geografía riojana. «Subir a Valvanera es algo indescriptible», resumen las integrantes del único grupo de moteras de La Rioja. Desde hace años Rocío Matute, de 33 años, y guarda jurado antes de acabar en la hostelería, tenía el deseo de reunir a un grupo de chicas moteras.
Ella, gran aficionada desde que su padre le sorprendiera a los 8 años con una Bultaco Chispa que enseguida empezó a conducir por las pistas de Laguna, estaba acostumbrada a rodar con chicos, hasta que no hace mucho empezó a ver por la ciudad a otras chicas a lomos de motos grandes y se propuso crear un grupo a través de las redes sociales. «Ahora somos quince y creciendo..., entre nosotras hay más complicidad, ellos llevan otro rollo...».
Aunque llevan poco tiempo como grupo, lo cierto es que por separado acumulan miles de kilómetros. Y algunas se conocen Europa bien. Ahora quieren disfrutar de las sensaciones juntas y para ello han empezado creando su propio logotipo que ya lucen en sus camisetas: un casco rosa con dos banderas, la morada identificativa de las moteras y la de La Rioja. De momento son 15, pero están abiertas a nuevas incorporaciones. La más joven tiene 18 años y la mayor 50, hay una farmacéutica, una dependienta de óptica, una trabajadora de un centro de masajes..., pero la mayoría procede del mundo de la hostelería.
Rocío no cree, sin embargo, que la profesión tenga que ver con esta afición. «Yo creo que, si nos une algo, en realidad es el carácter. No somos de darnos por vencidas, hay que tener mucho coraje para conducir una moto de gran cilindrada».
El sentimiento común es, además, la sensación de libertad y el subidón de adrenalina que se experimenta sobre las dos ruedas. «Para mí es un desahogo, una vía de escape. Yo me subo y lo suelto todo, no tiene nada que ver con el coche», se expresa Rocío, quien se muestra crítica con los estereotipos creados en torno a esta afición. «A mí me llamaban marimacho y no lo soy, y tampoco es que seamos chicas duras, de chupa de cuero y locas por el heavy metal. Yo tengo una 'cross', de alta cilindrara, pero a mí no me gusta especialmente el rock».
Joana Burlaco, de 34 años y origen rumano, es una de las 15 integrantes. A la quedada del pasado domingo, que les llevó por Nájera y Sotés, acudió con su Kawasaki, de 78 caballos, su tercera moto. «Hablando con unos amigos les dije que necesitaba un medio de transporte para ir a trabajar y decidieron ayudarme comprándome una 'scooter'».
Ese fue el comienzo de una afición que en su caso va a más y a la que se refiere como la mejor medicina para cualquier malestar: la forma de olvidarse de todo, la desconexión perfecta. «Un día vi una concentración en Albelda y aluciné con sus juegos moteros, con la habilidad con la que encestaban pelotas en una canasta sin bajarse, las carreras en lento sin poner el pie...».
Fue un flechazo definitivo, como el de María Galilea, de 26 años y farmacéutica, cuando su novio le llevaba de 'paquete' por los miradores de La Rioja. «Hasta conocerle, nunca me había montado en una. Pero descubrí la velocidad, las curvas... Me enganchó tanto que me compré la 'scooter' antes de sacar el carné. Ahora tengo una Yamaha XJ6, y esta es mi pasión». Todas ellas celebrarán el día internacional de la mujer motera el 5 de mayo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.