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Los suscriptores Juan Castellanos, José Antonio Tabernero (de pie), Cipriano Miguel y Carmen Martínez posan en la hemeroteca de Diario LA RIOJA.
Los suscriptores Juan Castellanos, José Antonio Tabernero (de pie), Cipriano Miguel y Carmen Martínez posan en la hemeroteca de Diario LA RIOJA. Justo Rodríguez
Los suscriptores

Puntales de confianza

Cuatro suscriptores, dos de la edición de papel y otros dos de la digital, comparten sus vivencias y recuerdos con el periódico como fuente de información y como testigo silencioso de sus vidas

Nuria Alonso

Logroño

Lunes, 15 de enero 2024

Pocos sectores dependen tanto de la fidelidad de su público como el periodístico. Los lectores constituyen el puntal de apoyo de todo periódico. Y cuando ese empuje, ese aval, se consolida día a día, cobra mayor sentido la figura del suscriptor, un perfil que rebasa al del lector ocasional. Como el bordón con el que se sostiene el peregrino, el suscriptor es ese bastón, ese compañero firme del caminar diario; quizás no devore las informaciones a primera hora, ni tampoco sepa recitar todo el contenido de las secciones, pero estar, está. Y se le espera. Todos los días. Ahí reside la clave del suscriptor, en su lealtad.

Esa confianza casi doméstica la depositan en su periódico de toda la vida abonados como Cipriano y Juan, dos veteranos amantes del periódico en papel, de la tinta que antaño teñía las yemas de los dedos, de la lectura reposada, de la información precisa de lo más cercano, su tierra. No viajan solos en esta andadura. Ya son legión en La Rioja los lectores que, como Carmen y José Antonio, y sin desdeñar el formato papel, se decantan por la comodidad y ubicuidad que les ofrece el diario en su versión digital a través de su dispositivo móvil, su tableta o su ordenador.

Entre las suscripciones de Juan Castellanos y Cipriano Miguel suman más de un siglo de antigüedad. Cuenta el primero que es el suscriptor número 24, ni se acuerda de cuándo se dio de alta en el periódico: «Si te digo que fue cuando me casé, hace cincuenta años…», cavila Juan, que no tarda en hacer memoria de una de sus primeras vivencias con el periódico como ese vecino en el camino vital. Casi palpando aquel tacto rugoso del papel de antaño, Juan se transporta a otra década, a otro siglo: «Cuando era joven, aún soltero (ríe), vivíamos en San Agustín y mi padre me mandaba a Martínez-Zaporta a por el periódico y ya entonces lo hojeaba… Y hasta ahora». Su veteranía como suscriptor le concede galones de sobra para valorar la evolución de la publicación a lo largo de los años. Y apostilla Juan que nota «mucha mejoría en el tamaño», pues con los años el periódico ha menguado en centímetros, siempre en pro de contribuir a una lectura más confortable para sus lectores. Apenas nada queda de aquel inabarcable desplegable 'asabanado' en blanco y negro de los inicios del rotativo allá por el siglo XIX. Sus medidas actuales lo vuelven, a juicio de Juan, mucho más manejable para llevárselo allá donde vaya este suscriptor que se nutre principalmente de la información de Logroño y de sus pueblos más cercanos, porque es lo que más le «interesa». «¡Ah! y también los Deportes», remata Juan. En la columna del 'debe', sin ánimo crítico pero con afán de constructiva propuesta, reclama Juan una agenda más amplia, con las actividades no sólo del día sino de las jornadas venideras: «Así podríamos organizar los planes con más margen».

José Antonio Tabernero

José Antonio Tabernero

«Siempre me ha gustado estar informado; si no, no se puede opinar»

Carmen Martínez

Carmen Martínez

«Soy lectora compulsiva y en el móvil leo las noticias cuando quiero: es más fácil y cómodo»

Parte de la familia

Cipriano también es otro de esos suscriptores con solera. Luce orgulloso el resguardo de una suscripción familiar del año 1932 por valor de 6 pesetas. Toda una declaración de intenciones de un hombre que siempre se ha sentido ligado a Diario LA RIOJA, como miembro de esta gran familia, incluso en ocasiones como parte de la noticia. No es casual. Durante décadas, Cipriano ha compartido andadura con el periódico desde otra empresa centenaria de la región, la funeraria Pastrana. Alude a la relación casi simbiótica entre su casa y esta («Las esquelas han financiado durante años el periódico», rememora con una sonrisa) antes de citar otro par de casos que le envuelven a él y a su familia con el rotativo. En el primero, allá por los años treinta, recopila de memoria Cipriano, el entonces director del periódico llegó a portar, como muestra de solemne respeto, el ataúd de un familiar suyo. En el otro, algo más difuso en el recuerdo, una crónica de los años sesenta daba cuenta del incendio de una iglesia frustrado en Logroño gracias a la actuación de uno de sus tíos lejanos. Cipriano Miguel, una hemeroteca en vivo, ahí es nada.

De las numerosas anécdotas que guarda en su memoria, Cipriano desempolva «a La Paca, que vendía los periódicos en Portales gritando las noticias». «La verdad es que era un personaje, una vivencia en sí misma», evoca, nostálgico, Cipriano. Al instante se recompone enérgico para apuntar que antes la información se limitaba más a Logroño y sus alrededores, algo que ha evolucionado extraordinariamente con el progreso de los transportes y de la tecnología, apunta Cipriano.

Aprecia otro cambio relevante con el transcurrir de los tiempos: «Antes yo salía con mi padre y en un rato le saludaban al menos cuarenta personas por su nombre y apellido». «Pero Logroño ha pasado de ser un pueblo grande a una ciudad pequeña y las cosas ya no son igual», sentencia. Abundando en ese aspecto, no se deja en el tintero Cipriano el avance social que ha experimentado la sociedad logroñesa y riojana: «Antes era impropio que las mujeres practicaran boxeo; hoy es lo más normal del mundo», apunta sobre un reciente reportaje publicado en Diario LA RIOJA, del que aplaude ese acompañar a la modernidad, pero no se resiste a un pequeño tirón de orejas: «El periodismo adolece de falta de compromiso político, no dais la cara lo suficiente», considera.

Metamorfosis completa

En sus orígenes, aquel incipiente LA RIOJA era un producto de papel, sin apenas imágenes y con larguísimos textos. 135 años después, la metamorfosis de Diario LA RIOJA es total: los textos, el color, el tratamiento de la información, las fotografías... Incluso el soporte se ha desdoblado hacia lo digital.

Juan Castellano

Juan Castellano

«Yo el suscriptor número 24 y ya hojeaba el periódico desde muy joven»

Cipriano Miguel

Cipriano Miguel

«Me acuerdo mucho de La Paca y sus noticias a voces: era una vivencia en sí misma»

Quizás uno de los cambios más profundos a los que se ha visto sometido el periodismo en general, y el decano de la prensa riojana en particular, sea afrontar ese trasvase a lo digital. El periódico no vive ajeno a la inmediatez que posibilita la tecnología. Ni sus fieles escuderos tampoco: los lectores disponen de la posibilidad de acceder a la información mediante la suscripción digital. En la búsqueda constante de innovación y accesibilidad, Diario LA RIOJA ya atiende a cuatro mil suscriptores digitales, que tienen toda la información a golpe de clic.

Carmen y José Antonio son dos de esos suscriptores comprometidos con la información riojana de calidad en formato digital. «Siempre me ha gustado estar informada, muy al día», sostiene Carmen Martínez, y aunque tenía acceso al periódico en papel en su trabajo, prefirió apostar por la comodidad que le brindaba la información en el 'smartphone': «Para mí era mucho más fácil y cómodo llevarlo en el móvil y poder acceder en cualquier momento a las noticias», remarca Carmen, que se confiesa «una lectora compulsiva» que a todos los sitios lleva su libro electrónico, por lo que el periódico en soporte digital es, para ella, un indispensable. Y no reniega del periódico tradicional, del de papel; de hecho, asegura tener una habitación con las paredes forradas de libros convencionales. Para gustos, los suscriptores.

En el caso de José Antonio Tabernero, su abono digital llegó también motivado por la comodidad: «Ya leía LA RIOJA en papel y luego opté por la web». A sus 79 años, José Antonio se maneja con soltura en todos los dispositivos: «Entro a través del ordenador, del móvil, de la tablet… Depende de la hora a la que me levante». Antes de jubilarse, cuando trabajaba en una fábrica, no tenía tiempo de leer a diario el periódico: «Lo compraba los sábados y los domingos, porque el resto de los días no tenía tanto tiempo, pero luego ya cuando me jubilé…». Como si de algo natural en su vida se tratara, José Antonio declara: «Siempre me ha gustado mucho leer, y más si son cosas de Logroño, de mi pueblo». «Son las noticias que más me gustan porque son las que más entiendo y me afectan», continúa, para aclarar que le gusta «estar informado». «Si no, no se puede opinar», asevera José Antonio, que además presume de que participa a menudo en la web con sus comentarios y con el envío de fotografías de denuncias. Esta es otra de las ventajas que más valora del formato digital del periódico, aunque se apresura a aclarar que en absoluto desdeña la versión en papel. Eso sí, aprecia que la web es «más rápida».

Al margen de la inmediatez, Carmen repara también en las virtudes que conlleva la suscripción digital. «Me han tocado varias entradas y he podido conocer a Andrés Pascual, cuyos libros me encantan, y alguna cosa más...», desvela, agradecida. Carmen se siente muy involucrada en el universo de la cultura regional, especialmente en la parte literaria, le interesa y le motiva asistir a los eventos que se ajustan a su agenda. Por eso, lanza una sugerencia para el futuro: «Creo que el periódico debería fomentar más la lectura entre la población, sobre todo entre los niños». En ella nos va el futuro.

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