Puñales por la espalda

Oiga, Casado, sepa que nosotros también tenemos nuestro corazoncito y que aquí en La Rioja sabemos darnos puñaladas por la espalda al menos con la misma intensidad e idéntico donaire. No quiero mentarle lo de Concha y Paco, porque esos son del otro bando y ... ya se sabe que la izquierda está llena de gente sin catecismo ni orden, pero acuérdese de la movida de Cuca y Ceniceros, que aquello fue un prólogo salvaje a lo que están viviendo ahora en los Madriles. Son ustedes muy entretenidos, Casado, porque rara vez puede asistir uno al espectáculo de la estupidez humana desplegándose en todo su esplendor y eso es algo muy bonito de ver. Están practicando ustedes un suicidio colectivo que hasta ahora solo tenía precedentes en la literatura nórdica de género negro y lo malo –lo peor de todo– es que con esta insólita performance le han arruinado el día al pobre Alfonso Domínguez, que llevaba meses e incluso años deshojando la margarita y para una vez que se decide le chafan ustedes el cumpleaños. Se ha quedado el pobre con las velitas encendidas y chapoteando solo en las bolas del chikipark, a ver qué demonios hace ahora. Es un pena porque yo estaba siguiendo el caso de Alfonso Domínguez con un interés principalmente botánico: la suya debe de ser la margarita más grande del mundo, una margarita tropical y apabullante, una margarita muy Jurassic Park, y ahora que ya la ha deshojado no estaría mal que la cediese a la Casa de las Ciencias para que los chavales de Primaria pudieran contemplarla con asombro.