No fue nada fácil, pero lo acordamos entre los hermanos y dimos el paso». Así recuerda Nuria (nombre figurado) el día en el que tuvo que hablar con su padre, «por ser la hija mayor», para «decirle que ya no podía coger más la furgoneta». ... Fue hace dos años, cuando él tenía ya 83, «y aunque lo entendió y aceptó –lo que le sorprendió mucho porque pensaba que «iba a montar en cólera»–, el momento me entristeció mucho; sabía que era quitarle lo que más le entretenía desde que había fallecido nuestra madre: darse una vuelta por la huerta y el gallinero para controlar lo que tenía cultivado y echar de comer a las gallinas y recoger los huevos». «Lo único que le motivaba realmente entonces para salir de casa», lamenta.
Publicidad
El caso de esta familia no es aislado. Según explica la directora provincial de Tráfico, Beatriz Zúñiga, «a veces nos pasa que llegan a la Jefatura familiares de conductores a los que ya no les ven capacitados para seguir conduciendo, aunque ellos rechacen dejarlo».
Hijos y cónyuges de personas que utilizan su automóvil para desplazamientos muy cortos y que se sienten confiados en que pueden seguir haciéndolos porque son lugares cercanos y carreteras muy conocidas. Así que los propios conductores, «o no son conscientes de la pérdida de aptitudes, o se confían y no le dan mayor importancia». «Que es lo mismo que ocurre con los consumidores habituales de drogas, que tampoco ven el problema que conlleva coger el volante a la par», subraya Zúñiga. En todos los casos en los que las familias se ponen en contacto con Tráfico, «y siempre que nos presenten algún tipo de informe, nosotros iniciamos el expediente».
«No se puede penalizar a los conductores mayores por el mero hecho de ser mayores», asevera el presidente de la Unión Democrática de Pensionistas de España (UDP) en La Rioja, Saturnino Álvarez, quien con 81 años sigue conduciendo. «Todo depende de cómo esté cada uno y de las aptitudes que siga teniendo», dice.
Eso sí, Álvarez reconoce que hay una exigencia y una responsabilidad para con el resto de los usuarios de las carreteras, y eso requiere que «cada uno de nosotros seamos conscientes de cuál es nuestro estado y, llegado el momento, retirarse». «De hecho, yo conozco a muchas personas que se han dado cuenta de que tienen algún problema y han dejado de conducir voluntariamente por su seguridad y por la de los demás», afirma.
Publicidad
Así que «lo que no se puede –subraya– es penalizar a todos los conductores mayores simplemente por la edad; hay que juzgar a la gente por las posibilidades que tiene y para eso están los controles de los centros médicos de reconocimiento, cada vez más periódicos a partir de una cierta edad, y que son la herramienta más apta para decidir si una persona está o no en condiciones de conducir». «Así que estando bien y cumpliendo las condiciones necesarias, mi opinión es clara: no se puede generalizar contra todos los conductores mayores», concluye.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.