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San En San Asensio hay un castillo. El de Davalillo. Está a cinco kilómetros del centro del pueblo, en un altozano junto al Ebro y para llamar a la puerta (si la tuviera) hay que subir por una senda de arena y piedras sueltas. Tiene ... siete dueños, los Hurtado de Amézaga, herederos del marqués de Riscal que, dicen en San Asensio, lo han dejado consumirse hasta un evidente riesgo de derrumbe. Los requerimientos municipales han sido papel mojado. Tanto es así que en primavera el Ayuntamiento precintó sus accesos para evitar desgracias irreparables.
El castillo estaba allí, durmiendo su particular sueño de los justos y vigilando la Sonsierra riojana hasta que hace tres semanas Bodegas CVNE llamó a sus puertas. «70.000 euros» por la construcción medieval «para hacer su sede social tras rehabilitarlo, crear una sala de catas, de reuniones, mejorar los accesos y ubicar un centro enoturístico», explicaba ayer a unos 150 vecinos el alcalde, Juan Francisco Blanco, en la Casa de la Música.
Época Está datado entre finales del siglo XII y principios del XIII, construido en piedra de sillería, es de estilo románico.
Propiedad Herederos del Marqués de Riscal. Actualmente en avanzado deterioro.
Ubicación Está en un altozano bañado por un meandro del Ebro, a cinco kilómetros de San Asensio. A sus pies está la ermita de Santa María de Davalillo.
Y mientras en la planta superior sonaban villancicos, en la inferior San Asensio se desdoblaba y se convertía, en dos pueblos diferentes. Los que quieren que CVNE se quede el castillo y los que exigen que lo compre el Ayuntamiento. Incluso hubo una tercera vía, la de «antes que CVNE, que se hunda». Minoritaria, sí, pero real. Complicado calcular el peso de cada cual.
La también diputada regional Ana Santos ejerció de maestra de ceremonias dando y quitando la palabra en un debate que se polarizó pronto y del que, pese a que el equipo de gobierno local aseguraba que se limitaba a «exponer hechos objetivos», muchos salieron con la idea de que si se lo queda CVNE le ponen hasta un lazo. «Parece que sois gerentes de CVNE», les espetaba un vecino. «Nos van a dejar usarlo, no va a estar cerrado y Patrimonio controlará las obras», defendían desde el PSOE.
«Es un proyecto carísimo. El Ayuntamiento no lo puede asumir. Hace dos o tres semanas Leonor (González Menorca, consejera de Cultura) nos dijo que CVNE quiere el castillo. El Ayuntamiento no lo quiere comprar porque estaría obligado a repararlo por ley», decía el alcalde. «No tenemos recursos y es una venta entre particulares», insistía, al tiempo que Santos calculaba periodos electorales y trámites presupuestarios para asegurar que, en caso de comprarlo, al menos hasta 2020 o 2021 San Asensio no vería un duro para su castillo. Y según las cuentas municipales hacen falta, de entrada 600.000 euros. Solo para que no se caiga. Luego llegaría la restauración del castillo. «Iría en detrimento de los servicios», deslizaba Ana Santos. «O no», le respondían desde el auditorio.
«El castillo es un muerto para el pueblo», sostenían unos; «no hay necesidad de que venga CVNE a decirnos cómo se hace vino», decían otros; «Lo compramos y poco a poco lo vamos arreglando»; reclamaban algunos. «Al castillo lo queremos todos», insistía la mayoría. Incluso se sugirió una votación popular a lo que el equipo de Gobierno recordó que al final será el Pleno quien decida.
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