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En 1999, el escritor y filósofo canadiense Lou Marinoff publicó un libro titulado 'Más Platón y menos Prozac'. Con su obra, Marinoff pretendía poner en valor la importancia de aplicar las enseñanzas de los antiguos filósofos a nuestro actual sistema de vida, como alternativa ... al consumo de ansiolíticos. Han pasado más de 20 años desde su edición, pero la esencia de esa teoría está muy presente ante el actual frenético ritmo de vida. La pandemia, el conflicto en Ucrania y la crisis económica han puesto al límite la capacidad de resistencia mental de muchas personas. En ocasiones, la solución que se proporciona a problemas de ansiedad y de depresión es la prescripción de psicofármacos. De hecho, los riojanos consumieron más de 600.000 envases de medicamentos ansiolíticos y antidepresivos en 2021, un 15,6% más que hace cinco años. Existe una amplia variedad de sintomatología que afecta a la salud de nuestra mente: trastorno depresivo leve y moderado, ataques de pánico, trastorno obsesivo-compulsivo, ansiedad generalizada, fobias específicas, trastornos de alimentación, conductas autolesivas o trastorno de estrés postraumático. Ante los primeros síntomas, las personas que los padecen suelen acudir a su médico de cabecera y este tiende a prescribir un tratamiento farmacológico que, en ocasiones, termina agravando el problema de salud mental porque puede generar una adicción al medicamento.
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Por ello, el Colegio Oficial de Psicología de La Rioja, el Consejo General de la Psicología de España y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se han unido para reclamar un atención psicológica en el cuidado de la salud mental. Para conseguirlo, plantean que las administraciones públicas destinen los recursos necesarios. Es decir, más profesionales que atiendan a los cada vez más numerosos pacientes con problemas de salud mental, especialmente en Atención Primaria, puerta de entrada al sistema sanitario. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a España que triplique el número de profesionales de la psicología que trabajan en el sistema de salud público para adecuarse a los 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes que garantizan un atención psicológica de calidad. Una cifra de la que está muy alejada nuestra comunidad. En la actualidad, 14 psicólogos trabajan en el Sistema Riojano de Salud y atienden a los 300.000 riojanos. Lo hacen en algunos centros de salud y en los hospitales. «El número de psicólogos en el SERIS debería ser cuatro veces superior, es decir, pasar de 14 a 56 profesionales», afirma Pilar Calvo, decana del Colegio Oficial de la Psicología de La Rioja, «solo por poner un ejemplo: la psicóloga infanto-juvenil del centro de Arnedo también se ocupa de los pacientes de Calahorra y está desbordada». Esto provoca, en palabras de Calvo, que la lista de espera para una consulta psicológica en el SERIS sea de hasta 3 meses. Y, en ocasiones, el tiempo entre una cita y otra se dilata, lo que complica el seguimiento de la terapia y, por tanto, la recuperación del paciente. «Las administraciones nos indican que van a incrementar las plazas de psicólogos mediante la oferta de empleo público, pero no lo hacen. Recientemente nos llegó al Colegio la convocatoria de una sola plaza para el SERIS y se trataba, además, de una sustitución», afirma Calvo. Es por ello, que las organizaciones implicadas en revertir esta situación, apuestan por que se aumenten las plazas de Psicólogo Interno Residente (PIR) y se incorpore la figura del psicólogo clínico a los centros de Atención Primaria. Esta última reivindicación es clave para la decana de los psicólogos riojanos porque cuando un paciente acude a su centro de salud con algún trastorno mental, es muy habitual que el médico le prescriba una receta farmacológica para después remitirle al servicio de Salud Mental. «Lo interesante es que, con esta sintomatología, sea el psicólogo clínico quien le atienda para disponer de un tratamiento», señala.
Pilar Calvo | Decana del Colegio Oficial de Psicología de La Rioja
Las principales guías de práctica clínica como la del Instituto Nacional para la Excelencia Clínica (NICE) recomiendan las intervenciones psicológicas más allá de la mera prescripción de fármacos para el abordaje de una amplia gama de problemas de salud mental. También consideran que el uso de psicofármacos se restrinja a los casos estrictamente necesarios. «Tenemos constancia de que la terapia psicológica tiene beneficios 3 y 4 veces superiores al tratamiento farmacológico», señala Calvo, «ya que este, si es continuado en el tiempo, puede producir graves efectos secundarios, como adicción y las alteraciones de sueño». La escasez de psicólogos en la sanidad pública provoca, además, que los pacientes tengan que recurrir a una consulta privada. Y no todo el mundo se lo puede permitir porque el precio de una sesión oscila entre los 60 y 80 euros. «Esto genera una desventaja importante y conlleva un doble daño para el paciente: el psicológico y el social», asegura la decana.
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