Ángel Sancho: el protagonista que siempre eligió papeles secundarios

Ángel Sancho lo hubiera pasado mal este miércoles en el colegio Madre de Dios de Logroño. Seguro que, desde donde presenciara el acto, se ruborizó. Él, que siempre prefirió hacer la foto a salir en ella, como recordó Francisco Javier Hernáez, director del centro; él, que siempre buscaba la sonrisa de los demás; él, que siempre recordaba que bastantes tristezas tiene la vida como para regalarle una más; él, cuya capacidad de trabajo era inversamente proporcional a su necesidad de reconocimiento, en palabras del director general de Deportes, Eloy Madorrán; él, a quien el deporte riojano nunca le podrá devolver lo que le entregó; él, por una vez, fue el auténtico protagonista.

El coronavirus se lo llevó a finales de enero. De la noche a la mañana. Robándole las despedidas. Este miércoles, cinco meses después, buena parte de sus amigos, quienes no han dejado de llorarle conscientes de que el hueco que dejó nadie podrá cubrir, se reunieron en el patio del colegio Madre de Dios para rendirle el último tributo a quien fuera motor no solo de los Juegos Deportivos de La Rioja, sino protagonista en la región de proyectos de la Asociación Deportistas contra la Droga y de la Escuela Deportiva Danone y de Integración Social.

Un día, Sancho se acercó al colegio Madre de Dios –recordó su director– y propuso al equipo directivo poner en marcha una escuela de integración social a través del deporte. Nadie lo dudó y Sancho encontró a «sus niños», siempre los que más dificultades tenían que superar. «Les ofreció una palabra de ánimo, los apartó de los peligros de la calle, les sacó de las rutinas de los fines de semana... Aprendieron a convivir, a trabajar en equipo...», elogió Hernáez.

Con Laura y David, sus hijos, en primera fila, los calificativos se sucedieron en un vano intento de describir en palabras la esencia de Sancho: alegre, empático, sencillo, pasional, comprometido, humano, solidario, bueno... «Nos ha enseñado a ser mejores personas», decía entre lágrimas Ana Pérez Menéndez, directora del programa Escuelas Danone. «Estad orgullosos de él. La devoción hacia vosotros era enorme», les dijo a los hijos de Sancho antes de que se escucharan los mensajes enviados por Rafael Jofresa y Rafael Gordillo, con los que trabajó mano a mano.

Ángel Sancho era uno más en el colegio Madre de Dios. Lo recordaron Nora, Basma y Younes, tres antiguos alumnos del centro que participaron en los proyectos que él puso en marcha. «Quererte fue fácil; olvidarte es imposible», decía la primera mientras el tercero se consolaba con el recuerdo que siempre guardará de él. Pero, realmente, Sancho nunca se irá del Madre de Dios: la recta de atletismo –en cuya cubierta colgaban en este acto sendas camisetas con su nombre– siempre le recordará. Tampoco dejará de estar presente en el deporte riojano: «El premio al gesto deportivo que concede la Dirección General de Deporte pasará a denominarse premio Ángel Sancho al gesto deportivo», anunció el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Pedro Uruñuela. El asentimiento fue unánime. «Día a día, nos regalaba gestos de humanidad», destacó Uruñuela. «El deporte riojano no sería lo que es sin él».

Por eso, cinco de 'sus' niños completaron la primera carrera sobre la pista Ángel Sancho. Él habría rechazado el retrato; él habría hecho, otra vez, la foto.