Dos prórrogas y 60 millones en bonificaciones para una vía que debería ser gratuita desde 1996

En 1999, con motivo de las obras del Nudo de la Estrella en Logroño, comenzó a generarse el debate político y social sobre la oportunidad de liberar la autopista, al menos, en el tramo que va entre los términos municipales de Agoncillo y Navarrete. Fue entonces cuando el PSOE de La Rioja pidió que la concesión de la AP-68 no se prorrogase más allá del año 2011.

Sin embargo, a principios de 2000, el Gobierno de la Nación aprobó quince años más de concesión a Avasa a cambio de una rebaja del peaje del 32,5%. La medida, muy contestada por las administraciones aragonesa y vasca, contó con el beneplácito del Gobierno regional y del PP de La Rioja, cuando años antes desde esta formación se veía el rescate como la opción más deseable.

Y desde allí hasta hoy. Eso sí, con una factura acumulada hasta este año de 60 millones de euros por las bonificaciones de peajes para los recorridos riojanos. Medidas que se empezaron a tomar hace 23 años como solución «hasta desdoblar la N-232», de la que la única realidad concreta hoy es la Ronda Sur, que el 4 de agosto, último dato disponible, iba por un grado de ejecución del 14,6%.