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El 3 de abril se celebraron en toda España las primeras elecciones municipales tras la larga Dictadura de Franco. Tan solo un mes antes, el 1 de marzo, se habían celebrado elecciones generales en las que Adolfo Suárez, con UCD, consiguió una amplia victoria, pero sin alcanzar mayoría absoluta.
UCD consiguió tres diputados: José María Gil-Albert, Luis Javier Rodríguez Moroy y José Antonio Escartín y el PSOE, uno: Javier Sénz Cosculluela. Por su parte, Coalición Democrática (AP, para entendernos), no consiguió diputado.
Poco más de un mes después, el 3 de abril, estaban convocadas las primeras elecciones municipales. Eran tiempos nuevos, tiempos de cambio. Los ciudadanos ansiaban votar para decidir su futuro. Todo estaba por descubrir. No en vano, la mayor parte de los ciudadanos jamás habían visto una papeleta electoral y no enían ni idea de cómo hacerlo.
En el Ayuntamiento de Logroño, seis partidos políticos presentaban candidaturas para los 27 concejales.
Miguel Ángel Marín encabezaba la lista de UCD, Manuel Sáinz Ochoa iba el primero en el PSOE y Francisco Sáenz Porres era el cabeza de las candidaturas por el partido Organización Revolucionaria del Trabajo (O.R.T.), mientras que Rafael Gómez iba en primer puesto por el Partido Comunista de España. Dos mujeres iban las primeras en las listas de otros dos partidos: María Teresa Hernández, por Coalición Democrática y María Carmen Pérez, por el Movimiento Comunista de La Rioja.
En Diario LA RIOJA, durante toda la campaña electoral se realizaron entrevistas a los principales candidatos a la alcaldía del consistorio logroñés, en las que divulgaban los principales puntos de sus programas, explicaban sus propuestas y prometían cambios y mejoras para Logroño.
Por supuesto, los mítines eran continuos. Había que convencer a los ciudadanos de las bondades de sus partidos, de sus ideas y, especialmente en estas primeras elecciones municipales, de sus propuestas concretas para mejorar sus ciudades y pueblos.
En cuanto a las campañas, sorprende la simpleza de los mensajes, que eran directos y sencillos, muy alejados de los complejos y confusos mensajes actuales pergeñados por las agencias de marketing (no hay más que ver la que se ha liado con la campaña de Pedro Sánchez). Y es que los carteles trataban de enviar mensajes claros, obvios y directos al grano: 'Vota a tal o cual partido'. Sin adornos, ni florituras.
'Cambia Logroño', era uno de los lemas que se podían leer en los carteles del PSOE. ¿Os suena lo de 'Cambia Logroño'?. Los carteles estaban ilustrados con bonitas animaciones. Lógicamente, en las imágenes que se publicaron en las páginas de Diario LA RIOJA durante la campaña de 1979, se reproducen en blanco y negro, al igual que el resto del diario. ¡Qué tiempos aquellos!
Por su parte, la UCD hizo una campaña bastante visual con el lema 'Un alcalde UCD para una ciudad mejor', con varios modelos de carteles que variaban sus ilustraciones en función de la temática: transportes, escuela, servicios municipales...
Los candidatos de UCD solían acudir a diversos espacios de la ciudad para acercarse al «pueblo» y «vivir los problemas de los ciudadanos», así visitaron la Escuela de Artes y Oficios, instalaciones deportivas y pasearon por las calles del centro y los barrios logroñeses para atender las solicitudes de los ciudadanos. Uno de estos lugares donde tomaron el pulso de la calle fue la Plaza de Abastos.
Por su parte, el socialista Manuel Sáinz aseguraba que la opción socialista «era la mejor para abordar los problemas de Logroño». Su lema de campaña era 'Cambia la ciudad con los socialistas' y entre sus actuaciones destacaban las dirigidas al trabajo, «transportes, urbanismo al servicio del Ebro, cultura y deporte».
Mari Carmen Pérez, de MCR, afirmaba por ejemplo en una entrevista que «El eje es la participación popular» y hacía hincapié en sus líneas de actuación que giraban en torno a la vivienda, la sanidad, la juventud y la mujer. Neftalí Isasi, de C.D., a su vez, pedía «que se votara responsablemente».
Rafael Gómez, del PCE de La Rioja, afirmaba que sus ejes de actuación se centrarían en «promover el abaratamiento del suelo para la construcción de viviendas y la reconversión del centro de la ciudad». El tercer candidato de esta formación, Jesús Vicente Aguirre, sostenía que «el único interés de los comunistas es crear una sociedad mejor para todos».
Por su parte, Francisco Sáenz Porres de O.R.T., coincidía con la candidata de MCR en que «la base de los Ayuntamientos era la participación popular».
¡Ah! Y el resultado fue el siguiente: en el Ayuntamiento de Logroño ganó la UCD con 12 concejales, seguido del PSOE con 10 y Coalición Democrática logró 3. Por su parte, el Partido Comunista y la Organización Revolucionaria de Trabajadores consiguieron un concejal cada uno.
Miguel Ángel Marín fue el primer alcalde de Logroño de la Democracia y ejerció su cargo durante cuatro años (1979-1983). Le sucedieron Manuel Sáinz Ochoa (1983-1995), José Luis Bermejo ((1995-2000), Julio Revuelta (2000-2007), Tomás Santos (2007-2011) y Cuca Gamarra, desde 2011 hasta la actualidad.
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