Así evoluciona la «curva» riojana

«Frenar la curva» es uno de los eslóganes preferidos de los últimos días. Todos los esfuerzos se basan en que el número de casos registrados no supere la capacidad de reacción sanitaria. Y aunque detrás de cada número hay una persona, por ahora no hay mucho más remedio que ceñirse a las estadísticas para saber cómo va en La Rioja la epidemia que ha paralizado la vida de medio mundo.

Desde el lunes 2 de marzo, cuando se detectaron los dos primeros casos, hasta hoy, las curva ha tenido momentos mejores y peores. En este primer gráfico veremos la evolución absoluta de casos totales, pero también la de fallecidos y la de personas curadas.

Y una cuarta curva: la de casos «activos», que son los contagiados totales menos curados y fallecidos. Son los que actualmente tienen la enfermedad en La Rioja. Cuando esa curva gire hacia abajo, será que la cifra de curados está superando regularmente a la de contagiados, y que por tanto la epidemia está perdiendo fuerza.

El problema que tienen todos estos indicadores es que dependen del número de positivos, y el número de casos positivos depende enormemente de número de pruebas diagnósticas (PCR) o test serológicos (o 'rápidos') que se realicen.

¿Hay algún indicador que no depende del número de positivos, y por tanto del número de pruebas que se hagan?

Alguno. Se puede utilizar, por ejemplo, el de hospitalizaciones. No dice cuántos positivos hay, pero sí cuántos casos graves, o al menos lo suficientemente graves como para ser hospitalizados. Éste es el número diario de hospitalizaciones en La Rioja en los últimos días y el porcentaje de cambio de las hospitalizaciones de un día a otro. El porcentaje bajará según la crisis avance y se acerque a su final.

Ese aumento de las hospitalizaciones marca también el de la ocupación hospitalaria. El miedo principal en esta pandemia era que el número de hospitalizados desbordara la capacidad de los hospitales. Este gráfico indica la ocupación diaria de los centros sanitarios riojanos.

Otro indicador al que se le da mucha importancia es la tasa de letalidad del virus: cuánta gente fallece por cada 100 casos confirmados. De nuevo, es un parámetro que depende de la cantidad de pruebas realizadas. Es además, según los expertos, un indicador "retrasado" sobre la evolución real de la pandemia. Es decir, que dadas las características del virus, la letalidad comenzará a bajar más tarde que la epidemia en sí: el máximo de muertos se alcanzará cuando el máximo de contagios ya esté descendiendo.

Hay un indicador que es contrario a éste: el de curaciones. Contrario por su significado, pero también por su tendencia. Su subida anticipará a la caída de la infección en general.

Otro número importante: el ritmo de contagio o 'R0'. Indica a cuántas personas contagia cada caso confirmado de COVID-19. Todo lo que sea estar por debajo de 1 es bueno.

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