Una Nochebuena distinta, larga, intensa..., alejada de los dilatados y emotivos encuentros familiares. Juanjo Grijalba (vigilante de seguridad en el Palacete), Sergio Robles (oficial de la Policía Nacional), Beatriz Cabrerizo (médico de Urgencias del San Pedro), Diego Jiménez (hostelero), Juan Vidaurre (bombero) y Santiago Blanco ( ... taxista) son solo algunos de los trabajadores riojanos que no podrán descansar esta noche. Todos ellos, lejos del bullicio de las celebraciones familiares de Nochebuena, tendrán que ponerse sus uniformes y acudir a sus puestos de trabajo mientras los demás disfrutan de las fiestas.
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Juanjo Grijalba Vigilante de seguridad
uanjo Grijalba, desde que se adentró hace doce años en el sector servicios, ha tenido que cubrir tanto el turno de Nochebuena como el de Nochevieja. «Te lo tienes que plantear como una noche normal, dejar un poco de lado la rutina familiar de esas noches especiales y cenar un poco antes con ellos», explica este vigilante de seguridad del Palacete del Ejecutivo regional. En su caso, como su jornada laboral comienza a las 23 horas, «al menos me facilita un poco la cena con la familia», agradece.
Sobre todo, porque «lo más difícil es el desapego familiar de estos días, ya que te tienes que ir a trabajar». «Lo peor es que te pierdes el cariño, te despegas un poco de los tuyos», lamenta Grijalba mientras resalta que, como contrapartida, su desempeño durante esta noche «se nota» a nivel económico. «Se gana más, cunde un poco más el salario porque así viene retribuido en nuestro convenio», explica. Durante su servicio, además, también «viene la gente, te felicita un poco las fiestas, te deja algún regalo y te desea que sea una noche tranquila».
Su jornada, que se prolonga hasta las siete de la mañana, es «tranquila». «Por el día hay más jaleo, porque los políticos y los funcionarios van de un lado a otro..., pero el servicio de noche es pausado, por lo general», destaca. El único inconveniente es que «son fechas en las que no hay que bajar la guardia», en las que «hay que estar más alerta de las cosas». Todo debido, en parte, a que «por la zona de copas tienes que estar un poco pendiente de las cámaras, de que no se cuele nadie por aquí; pero por lo demás, es como una noche normal de trabajo».
Sergio Robles Policía Nacional
A Sergio Robles, oficial de la Policía Nacional de La Rioja, le ha tocado trabajar «unas cuantas veces» en Nochebuena y en Navidad «por la propia cadencia de los turnos». «Más o menos, siempre libramos alguna de las dos fechas», explica el oficial que, esta noche, también desempeña su labor como jefe de sala CIMACC 091, desde donde canaliza y atiende todas las llamadas que recibe de los ciudadanos, y moviliza y coordina a los vehículos y recursos de emergencia que resulten necesarios.
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Durante esta festividad, «el trabajo no suele diferir mucho de una noche normal», afirma Robles mientras apunta que a lo largo de esta jornada «puede entrar alguna llamada de una cena familiar en la que, con un vino de más, salen a florecer algunas rencillas o discusiones». En Nochebuena, de hecho, se suelen registrar avisos «de todo tipo», como una posible agresión en un bar, además de «llamadas humanitarias, de bastantes personas que se encuentran indispuestas o, a lo mejor, de personas que contactan con nosotros para felicitarnos las fiestas o de algunos que viven o se sienten un poco solos».
En estos casos, si el servicio lo permite, «hablamos con ellos o incluso vamos hasta su domicilio». Sobre todo porque, al ser unas fechas tan señaladas, hay «alguna persona mayor que está un poco más sola, de bajón, que quiere hablar y llama». De ahí que «si el servicio lo permite y no tenemos más llamadas, mandamos un vehículo para poder charlar y acompañarlas un poco estos días».
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En este sentido, reconoce que aunque «lo peor de trabajar en Nochebuena es no poder estar con la familia en estas fechas tan señaladas. Asumes que es una función policial y lo mejor son este tipo de llamadas humanitarias, en las que sientes que acompañas a estas personas que lo necesitan, con las que charlas un poco, les ayudas... Darles conversación, que se sientan acompañadas, se agradece», dice el oficial de la Policía Nacional con una sonrisa.
Por eso, durante su turno, que se prolonga desde las 22.30 hasta las 7.00 horas de mañana, prefiere que si tiene que haber algún aviso, que sea humanitario, «porque son los que más llenan». La pretensión, en cualquier caso, es que la jornada transcurra tranquila. «Es preferible que no haya llamadas, porque eso implica que todo va bien, que no hay ningún tipo de problema, que la noche transcurre tranquila y segura, sin conflictos, y que la gente está disfrutando de las fiestas».
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Beatriz Cabrerizo Médico de Urgencias del Hospital San Pedro
A Beatriz Cabrerizo, médico de Urgencias del Hospital San Pedro de Logroño, le toca cubrir por primera vez el turno de esta noche. «Suelo trabajar en Nochevieja, pero en esta ocasión va a ser la Nochebuena, la primera vez que la hago por cuestiones familiares», explica mientras apunta: «No creo que haya muchas diferencias, sino que supongo que será más o menos similar». Su jornada, como la del resto de sus compañeros médicos y residentes, comenzará a las diez de la noche. «La mayoría venimos ya cenados de casa, porque si sucede algo grave o importante no puedes hacer otra cosa, tienes que estar ahí», asegura. Más aún porque «la gente que viene a Urgencias una noche así lo hace bastante mala». A diferencia de otros días, los pacientes que acuden a los servicios de Urgencias del San Pedro «están bastante mal. La gente apura, no viene salvo en caso de que esté fatal», afirma. Por todo ello, asegura, «vamos un poco mentalizados de que eso es lo que puede suceder». Lo preferible, en cualquier caso, es que la jornada transcurra con total normalidad. «Lo mejor es estar tranquilos, como en cualquier otro turno», asevera Cabrerizo mientras puntualiza que «ya que hemos perdido la noche con nuestras familias, nos da igual tener más pacientes que menos, porque si están graves tienen que venir». «Da un poco de pena no poder estar con la familia», sobre todo en aquellos casos en los que «tenemos padres mayores, si están solos o no tenemos familia aquí, pero es el trabajo que hemos elegido, para ayudar a la gente; por lo que es una noche más». Un desempeño «vocacional» que exige dar lo mejor de cada uno «en días festivos, puentes..., pero al final te acabas acostumbrando y lo afrontas lo mejor que puedes de ánimos».
Diego Jiménez Hostelero
Diego Jiménez, propietario del pub logroñés Dolce Vita, está más que acostumbrado a trabajar el 24 de diciembre. «Llevamos veinte años abriendo en Nochebuena y nos gusta porque es un bar familiar, al que viene gente que vive y trabaja fuera», afirma este hostelero riojano mientras resalta que «es como estar en casa pero en el bar;es divertido». «Es –añade– una noche muy bonita, la gente empatiza con quienes trabajamos en estas fechas, el ambiente es muy bueno y todo el mundo está contento. Además, como la mayoría de los clientes son amigos, me hace ilusión verlos».
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Su turno se organiza en una jornada vespertina y nocturna. «Abrimos por la tarde, a las cuatro, y solemos cerrar sobre las nueve y media o diez. Luego volvemos a abrir a la una hasta las tres y media», explica. Tienen muy poco tiempo para disfrutar de la comida, pero no les importa. «Cenamos solos para poder descansar y ofrecer un buen servicio después», reconoce mientras puntualiza que «al llevar 20 años, nuestros clientes son casi parte de la familia, por lo que es como si estuviésemos con ella».
Juan Vidaurre Bombero de Logroño
A Juan Vidaurre, efectivo del parque de bomberos logroñés desde hace cinco años, le toca cubrir esta noche. «Es el segundo año que me toca trabajar en Nochebuena y esta vez, como cae en domingo, son 24 horas», explica. «Al final, te acostumbras porque ya sabes cuando te metes en esta profesión que algún día te va a tocar trabajar», afirma mientras añade que «todos preferimos estar en casa, con la novia o con tus padres, pero ya sabes que en San Mateo o en Navidad, vas a tener que estar aquí».
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En este sentido, reconoce que aunque «preferiría ir a casa a cenar, aquí tenemos buen rollo, por lo que no me disgusta, no estamos mal del todo». Durante esta jornada festiva, «hacemos alguna comida un poco más especial; lo malo es que si te toca trabajar justo en esas horas, te puedes quedar sin comer o sin cenar». Lo peor, por tanto, «es que no estás con tu familia y no puedes irte fuera, pero eso que te ahorras, al menos no gastas dinero y, al día siguiente, estás más fresco», reflexiona. En su caso, ya que le toca trabajar durante todo este domingo, prefiere que «tengamos algo de 'jaleo' para que se pase el día más ameno, que tengamos que hacer prácticas o alguna maniobra para que sea más llevadero».
Santiago Blanco Taxista
Para Santiago Blanco, taxista desde hace cinco años, el turno de esta noche es «especialmente complicado». «Recibes una avalancha de llamadas constante; es de las noches de más trabajo y estrés, de las más complicadas del año», asegura. En su caso, como la emisora cierra entre las 21.30 y las 22.00 horas hasta las 01.30, le da tiempo a cenar con su familia... pero siempre con la mirada puesta en el reloj. «Cenas, pero no bebes, porque tienes la responsabilidad de que tienes que volver a trabajar, sabiendo que en cuanto te conectes, va a haber una avalancha de llamadas tremenda, porque luego llaman todos a la vez».
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Todo debido, en parte, a que en cuanto se reanuda el servicio a las 1.30 horas «se colapsa la emisora porque no puede absorber tantas llamadas». «Todo el mundo quiere moverse de un lado a otro, pero no podemos darles servicio a todos. Poco a poco vamos saliendo como se puede, con la mejor intención, pero es de las noches más complicadas a nivel de trabajo».
En este sentido, apunta que la jornada «es más intensa que un sábado normal, pero los problemas son los mismos: hay mucho trabajo y no compensa económicamente». De hecho, reconoce que aunque «sales por dar servicio, no compensa dejar a tu familia para salir a trabajar porque tampoco cobras un suplemento». Menos aún a última hora de la noche. «La gente viene muy tocada y no compensa jugarte el tipo, el coche, que no te paguen o que te vomiten... A ciertas horas, no compensa estar trabajando», asegura Blanco mientras lamenta que «este es el problema de todos los sábados». A pesar de ello, reconoce que lo mejor de la jornada de esta noche es que «la gente es muy agradecida, saben que todo el mundo está de fiesta y tú, sin embargo, estás trabajando, por lo que te agradecen el servicio», concluye con una sonrisa.
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