Los equipos de extinción de fuegos forestales realizan su último entrenamiento antes del inicio de la temporada de alto riesgo, que se extenderá hasta octubre y en la que La Rioja contará con 300 personas, dos aviones y un helicóptero
En el puesto de mando avanzado, una de esas pizarras blancas de rotuladores borrables fija el objetivo: frenar el avance del fuego por uno de sus frentes. Un esquema tan básico como intuitivo presenta el terreno a los dos técnicos responsables del dispositivo ... e indica, de manera escueta, alguno de los medios con que cuentan para apagar las llamas. «Están a cuatro minutos», se escucha a través de una emisora. Segundos después, en La Idesilla, a medio camino entre Anguiano y Bobadilla, el ruido de los motores de dos aviones de carga en tierra y de un helicóptero anuncian lo que va a suceder.
Arriba, en la ladera hacia la que miraba el puesto de mando, agentes y bomberos forestales ya han salvado el desnivel, tendido mangueras kilométricas y se afanan, motosierra en mano, en frenar el avance de las llamas. Cerca de donde poco después aterriza el helicóptero, una dotación de bomberos del CEIS refresca preventivamente una construcción para evitar que el fuego la calcine. Una coreografía interpretada por medio centenar de efectivos de diferentes cuerpos de emergencia y protección de la naturaleza en la que el único que falta, afortunadamente, fue su gran enemigo: el fuego.
Horas antes de que este jueves comience la temporada de alto riesgo de incendios forestales –que se extenderá hasta el 15 de octubre–, quienes lucharán contra ellos han realizado un simulacro para ajustar la necesaria coordinación entre los diferentes servicios implicados en estos dispositivos.
Una de las muchas claves para evitar que un incendio no pase del conato, ha explicado el consejero de Sostenibilidad y Transición Ecológica, Álex Dorado Nájera, es, además de la responsabilidad de los ciudadanos, la inversión en el mantenimiento de los ecosistemas para que, llegado el caso, el fuego no encuentre combustible en su camino. «Invertimos 8,3 millones de euros al año para la protección contra los incendios y hay más de 300 personas trabajando en los diferentes operativos», ha apuntado la presidenta regional, Concha Andreu, que, junto a la delegada del Gobierno, María Marrodán, ha presenciado el simulacro.
Dorado ha recordado que en La Rioja están repartidas «15 torretas desde las que trabajadores de la consejería controlan el territorio» para poder actuar con la mayor celeridad posible ante un probable incendio. A ello se suman un helicóptero del Gobierno de La Rioja y dos aviones del Ministerio de Transición Ecológica que desde el 1 de julio están en Agoncillo para atender las emergencias de La Rioja y de otras provincias limítrofes. «El reto es tardar lo menos posible, pero depende de la casuística del incendio, de dónde se produzca, de la orografía...», ha dicho Dorado recordando que «pequeños gestos como tirar una colilla o hacer una comida pensando que no pasará nada pueden provocar una tragedia».
Mientras los aviones y el helicóptero arrojan miles de litros de agua sobre el terreno en el que trabajan a destajo agentes y bomberos forestales, en el puesto de mando avanzado, junto a una decena de vehículos de emergencia, se produce un cambio de turno. «También hay que ensayarlo», ha explicado el director general de Biodiversidad (y también agente forestal), José Luis Rubio. Coordinación, ha dicho María Marrodán, que se extiende «a las diferentes administraciones implicadas en estos dispositivos».
«Empieza la campaña de alto riesgo de incendios forestales y hay que darle la importancia que se merece a la protección del ecosistema, de la riqueza vegetal y de las personas del entorno ya que cualquier incendio puede llegar a un núcleo urbano», insiste Andreu, recordando que dos tercios del territorio riojano cuentan en la actualidad con algún tipo de protección.
«Es complicado comparar con el año pasado ya que las limitaciones de la movilidad influyeron en que se redujeran los incendios. En todo caso hay que ser conscientes de la importancia de la prevención para que haya menos que el año pasado». Más aún en un año en el que «ha llovido mucho y habrá más humedad, pero eso también ha hecho crecer a la vegetación que puede convertirse en combustible de un incendio». En el 2020, La Rioja registró un total de 46 incendios forestales: 6 de ellos fueron conatos y afectaron a una superficie inferior a una hectárea mientras que los otros 40 fueron de mayores dimensiones. 33 fueron intencionados y 5 por negligencias. Fue el tercer año del siglo con menor número de incendios.
Unas horas después del inicio del simulacro, los efectivos se replegaban. No había rastro de hollín en sus rostros, la zona no olía a quemado y el monte presumía de arboleda y vegetación. «Que siga así es responsabilidad de todos», han recordado los protagonistas.
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