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Pactar la Ley de Memoria Democrática con Bildu no está siendo un trago fácil de digerir para muchos socialistas históricos. Les espanta la decisión de extender los estertores del franquismo hasta el final de 1983, cuando se habían convocado ya tres elecciones generales y el ... PSOE llevaba un año en el poder, y tampoco conciben que esta norma deba ser pactada con Bildu, un partido que nunca ha logrado romper sus lazos con ETA, la organización terrorista que intentó hacer zozobrar a bombazos y tiros en la nuca la naciente democracia española. Para colmo, la portavoz abertzale en el Parlamento, Mertxe Aizpurua, les echó un puñadito de sal en la herida cuando, muy ufana, proclamó que la nueva ley iba «a poner en jaque el relato de una transición ejemplar».
La Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición ha decidido remitir una carta al presidente Sánchez para pedirle que retire el proyecto de ley. Entre los 150 firmantes figuran antiguos socialistas de primera fila como Javier Rojo, Juan José Laborda, José Rodríguez de la Borbolla, Julián García Vargas y Javier Sáenz Cosculluela. «No solo la he firmado, sino que he buscado firmas», apunta Cosculluela (Logroño, 1944), uno de los históricos del PSOE riojano, exministro de Obras Públicas en tres gobiernos de Felipe González.
Sáenz Cosculluela se dedica hoy a la abogacía en Madrid y vive retirado de la política activa, aunque conserva la pasión por los asuntos públicos. En una entrevista publicada por este periódico en marzo de 2020, el socialista logroñés ya se mostraba indignado por la decisión de Sánchez de gobernar en coalición con Podemos y con los independentistas, especialmente con Bildu. «Mi discrepancia con el gobierno de coalición es antigua –reconoce–, y no solo por la presencia de Podemos, que no ha hecho más que contaminar el discurso político del PSOE. El apoyo de Esquerra Republicana y de Bildu es algo que levanta ampollas entre muchos de mis compañeros. A mí me las levanta».
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La Ley de Memoria Democrática ha venido a colocar un colofón inadmisible para ellos. En la carta se recuerda que Bildu es la «expresión actualizada de quienes precisamente en esa época utilizaban la violencia terrorista como método sistemático de actuación sin que hasta ahora ese grupo haya formulado condena expresa de aquellos crímenes». «A mí me produce asco y repugnancia, para ser exactos», añade Cosculluela. El exministro riojano considera «insoportable» que la ley pueda salir adelante «con las enmiendas de esta señora (Mertxe Aizpurua)» y realiza su propio ejercicio de memoria histórica: «Yo recuerdo muy bien lo que en esos años opinaba no solo la ETA, sino la gente del entorno de ETA, los que la coreaban. Recuerdo muy bien cómo luchaban contra el sistema democrático. Y, como lo recuerdo muy bien, todo esto me produce una sensación muy desagradable».
MEMORIA
Los acuerdos con Bildu pueden contribuir a salvar la legislatura, pero también pueden suponer un coste electoral para el PSOE, especialmente fuera del País Vasco y de Cataluña. Andalucía y Madrid han sido avisos importantes y ahora entramos en un nuevo ciclo electoral. «Estos errores en política se pagan, de eso no hay duda –advierte Cosculluela–. Yo desde luego deseo fervientemente que retiren este proyecto de ley para repensárselo otra vez. Y eso es lo que le hemos pedido los firmantes, de diferentes sensibilidades. Moralmente me siento obligado a actuar, aunque estoy apartado de la vida política diaria. Lo considero un deber». El exministro riojano, que fue diputado en las Cortes Constituyentes, confía en que las demandas surtan efecto: «Uno siempre cree que todavía hay espacio para el sentido común».
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