Probetas pioneras en la Gota de Leche
La retina de la memoria ·
La preocupación por la higiene a comienzos del siglo XX cuajó en la instalación de un laboratorio en el edificio de Luis BarrónSecciones
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La retina de la memoria ·
La preocupación por la higiene a comienzos del siglo XX cuajó en la instalación de un laboratorio en el edificio de Luis BarrónAfinales del siglo XIX, en Gran Bretaña, comenzó a extenderse la filosofía del 'higienismo'; una doctrina que perseguía mejorar las condiciones de salud de los ciudadanos mediante la desinfección, el cuidado de los alimentos y el fomento de la higiene personal. Como estamos comprobando, el mero hecho de lavarse las manos puede convertirse en un remedio revolucionario.
Esta preocupación general cuajó en la instalación en Logroño de un laboratorio municipal en el edificio del arquitecto Luis Barrón que unos meses más tarde albergaría La Gota de Leche. Las dos instituciones tenían vinculación: en el laboratorio se analizaba la leche (también el agua y otros alimentos) y se acometía el proceso de esterilización. «El objetivo final era mejorar las condiciones de vida de los niños, proporcionándoles leche con garantías de seguridad», explica Francisco Javier Iruzubieta, profesor de la Escuela de Enfermería de la UR y coautor del libro 'Un siglo de la Gota de Leche'. El impacto de la institución fue mayúsculo: las tasas de mortalidad infantil en el primer año de vida, que rondaban el 30%, cayeron casi a la mitad gracias a las mejoras en la alimentación y al control de los procesos infecciosos asociados. «No solo se repartía leche controlada –apunta Iruzubieta–, sino que se hacía un control sanitario obligatorio de los niños, especialmente de aquellos que recibían la leche gratis por sus condiciones de pobreza», subraya Iruzubieta. A la Gota de Leche acudían tanto las familias menesterosas, que la recibían sin coste, como aquellas con recursos, que la podían comprar para garantizarse la salubridad de la leche que consumían sus bebés o ellos mismos.
La institución también tuvo un papel importante durante la «grippe» del año 18: «Al garantizar una cierta alimentación a los más desfavorecidos, contribuyó a minimizar el brutal impacto de la epidemia», recuerda Iruzubieta. La Gota de Leche concluyó su labor de distribución de leche maternal salubre en diciembre de 1978. El laboratorio aún siguió funcionando unos años más. Ambos supusieron un hito en la mejora de las condiciones de vida de los niños logroñeses.
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