El riojano Diego Galilea ha tomado los mandos de ALINAR, la Asociación de Empresas Agroalimentarias de Navarra, Aragón y La Rioja. Galilea admite que la crisis energética y el encarecimiento de las materias primas están comprometiendo la viabilidad de determinadas firmas, pero descarta, al menos ... en el corto plazo, problemas para abastecer al mercado.
– ¿Qué es ALINAR?
– Es una asociación sectorial de empresas agroalimentarias ubicada físicamente entre La Rioja, Navarra y Aragón, que nace en 1975 en la ribera del Ebro y que con los años ha ido evolucionando de un sector conservero a otro directamente asociado a la transformación vegetal en el que se han incluido los congelados, los productos de cuarta gama, los productos lácteos... Es decir, todo lo que está vinculado al sector agroalimentario. También dentro de ALINAR hay empresas auxiliares que dan servicio a las agroalimentarias.
«Nuestro margen es muy limitado: si no cambia la situación habrá que pensar en subir los precios»
– ¿Cuántas firmas están asociadas y, en concreto, cuál es la cifra de riojanas?
– En ALINAR somos un total de 63 empresas, de las cuales 25 son riojanas. En conjunto facturan más de 2.500 millones de euros, dando empleo a más de 10.000 personas, con una tasa de empleo femenino del 68%.
– Estrena cargo en un momento crítico.
– Es el adjetivo perfecto, ciertamente. Hay una situación que viene agravada desde el mes de abril, con los costes de las materias primas subiendo de forma exponencial, que está haciendo que en un sector como el agroalimentario, en el que los márgenes son muy bajos, la rentabilidad se complique. A esto se añade la situación de los fletes marítimos que agrava las exportaciones. Y ya lo que verdaderamente ha dado la puntilla es la situación energética que, de alguna manera, es transversal a todas las empresas del sector. A unas les afecta en mayor medida que a otras, porque su coste energético es más importante, pero a todas les impacta de manera significativa, lo que está generando circunstancias bastante complicadas a nivel de rentabilidad o de viabilidad de las propias empresas.
– ¿Han repercutido el encarecimiento de costes a los precios de venta?
– El sector primario también está sufriendo una repercusión importante en sus costes de producción. Y lo que hemos hecho es trabajar con los productores conjuntamente para absorberlo. Así, la situación actual se ha venido soportando de forma directa sobre las propias empresas y no ha habido subidas a los clientes, a la gran distribución. Pero si esta coyuntura se mantiene en el tiempo habrá que ir pensando en subidas de precios, porque los costes no dejan de crecer y los márgenes con los que trabajan nuestras empresas, insisto, son muy limitados.
«El reto de ALINAR es aumentar la cifra de socios y cubrir sus necesidades, que son muy diferentes»
– ¿Hay riesgo de desabastecimiento?
– A día de hoy, no. Y a corto plazo no prevemos un problema de desabastecimiento en la cadena que nos pueda alarmar.
– ¿Se están resintiendo las exportaciones?
– El encarecimiento del transporte marítimo es un problema muy serio. Los precios de los fletes han subido hasta el 800%. Pero además del problema económico se está generando otro de atascamiento en el sistema marítimo, que puede provocar retrasos. Además, en países como Reino Unido, también hay problemas con el transporte terrestre interno. En cualquier caso, y por ahora, a nivel general dentro de la asociación el mensaje es que la situación se está llevando de forma casi normal. De momento no está generando un conflicto importante.
Un sector «resiliente»
– Todos estos problemas llegan cuando hace año y medio hicieron un sobreesfuerzo y lograron mantener llenas las despensas de España.
– Pues sí. Es cierto que al tratarse de un sector que trabaja con muchos procedimientos para garantizar la seguridad y calidad alimentaria, nos adaptamos con celeridad porque estamos acostumbrados a una serie de protocolos muy estables. Pero, evidentemente, se tuvo que hacer una adaptación organizativa y fue una situación muy compleja, ya que cada semana se cambiaban los procedimientos. Eso exigió un esfuerzo extra y el sector demostró una total resiliencia y una adaptación completa a las nuevas formas de trabajar. Lo destacable es que las empresas han sentido que la sociedad reconoce el esfuerzo que realizaron entonces.
– El reto más inmediato es superar la coyuntura actual, como es obvio. Pero a medio plazo, ¿qué objetivos se fija como nuevo director general de ALINAR?
– A un año vista, y con una situación normalizada en cuanto a costes, el reto es llegar al mayor número de socios y, sobre todo, conseguir cumplir con las expectativas de todos ellos. Hay que partir de la idea de que nosotros tenemos un mix de empresas muy variadas, no solo en cuanto a subsectores, sino en cuanto a sus tamaños. Lo que más tenemos son pequeñas pymes que le dan mucho sentido a la forma de trabajar en la zona de la ribera. Pero, en efecto, las necesidades de las empresas son diferentes. Pues ahí es precisamente donde tenemos que intentar poner el valor de ALINAR a sus asociados. Que todos se sientan representados y que todas las necesidades que presentan las vayamos cubriendo.
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