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Pedro María R.J., el presunto asesino de Murchante (Navarra), no es un hombre cualquiera. Su nombre no pasa desapercibido en La Rioja y menos en el centro penitenciario de Logroño. Allí pasó un año largo, hasta finales del pasado 2020 cuando salió en libertad ... no sin dejar una huella que muchos no olvidarán.
Era, cuentan fuentes de la prisión logroñesa, un interno problemático y durante su estancia entre barrotes protagonizó innumerables altercados de diferente consideración que los funcionarios debían sofocar un día sí y otro también.
Aquí no cumplía condena por delitos de sangre, básicamente por robos y violencia de género, aunque en su historial, que hilvana una abultada nómina de antecedentes, figura que fue absuelto de un crimen en una gasolinera de Ikaztegieta en 1998, a 30 kilómetros de San Sebastián, junto a otras dos personas. Los tres resultaron absueltos por un jurado popular debido a la «falta de pruebas».
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La empleada de la gasolinera Campsa fue asesinada de un disparo de escopeta en la cabeza durante un atraco. En el año 2000 fue juzgado en San Sebastián junto a una mujer y al supuesto autor material del asesinato. El jurado popular falló a favor de ellos al declararles no culpables a los tres acusados, que se negaron a declarar en la vista.
Pedro María R. J. fue detenido por la Ertzaintza este jueves en San Sebastián, después de que por la mañana se encontrara en Legazpi abandonado el coche en el que había emprendido la huída tras acabar con la vida de su cuñada a cuchilladas este miércoles en Murchante (Navarra). La búsqueda, que también se había extendido a La Rioja, había concluido.
En la mañana de este miércoles, cuando la vitoriana Pilar Berrio Jiménez hacía un trayecto para ella cotidiano por la carretera, todo parece indicar que Pedro María R. J. sacó a la mujer de la vía para que después saliera del vehículo y acuchillarla en presencia de sus dos hijos menores, de 5 y 9 años, que viajaban en los asientos traseros. A partir de ahí, el presunto asesino volvió a su coche y huyó.
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