Acto con militantes del PP en el restaurante Delicatto, con Manzanos, González, Cuevas, Merino, Bastida y Garrido. JUSTO RODRÍGUEZ

Preparando la verbena

CRÓNICAS VENENOSAS ·

«Bien sabes que la tardanza/ trae gran desconfianza/ ven y cumple mi esperanza,/ carcelero/ no tardes que me muero» (Juan del Encina)

Pío García

Logroño

Domingo, 8 de mayo 2022, 02:00

De una manera secreta, que ni siquiera él se atreverá a confesarse a sí mismo, no me extrañaría que Raúl Díaz, portavoz socialista en el Parlamento de La Rioja, esté deseando pasar a la oposición. Tiene Raúl facilidad de palabra, agudeza verbal y reflejos de ... buen parlamentario, pero el hombre se ve constreñido a hacer el papel de pelota de la clase, que es un oficio ingrato y de escaso lucimiento. Hace las preguntas que Andreu quiere responder y luego sale al estrado a cantar con enorme pasión y versos endecasílabos las asombrosas virtudes de su jefa y del Gobierno entero. El otro día incluso le tocó defender a Raquel Romero, que es un reto como para ponerles a los participantes en una liga de debate universitaria a nivel mundial. Cumple Raúl aseadamente con su cometido y más le vale. La historia está llena de rapsodas que un día fallaron en un adjetivo, pecaron de tibieza y cayeron en desgracia. Recordemos que el poeta Ovidio acabó desterrado en el Ponto Euxino, a orillas del mar Negro, porque el emperador Augusto se levantó un lunes con el pie izquierdo. Los emperadores siempre han exigido niveles agotadores de pelotilleo y no solo los romanos, ahí están los casos de Napoleón o de Pedro Sanz.

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Al menos Raúl Díaz se permite brillar mandando recaditos a la oposición. El pasado jueves, en el pleno del Parlamento, miró fijamente a Carlos Cuevas, natural de Autol, y le dedicó una bonita frase: «En el PP están saliendo candidatos como champiñones». Tiene, naturalmente, toda la razón. Incluso empieza a oler igual que en las champiñoneras.

El próximo congreso del PP, en el improbable caso de que alguna vez se celebre, va camino de convertirse en un festín de aspirantes a presidir el partido, todos muy orgullosos de sus proyectos, todos con el mejor equipo posible, todos haciendo sinceros votos en favor de la unidad, todos humildemente dispuestos a que los demás den un paso atrás, todos mirando de reojo a Cuca a ver si de una vez por todas dice algo inteligible y así sabemos si va o si viene (sobre todo si viene).

A día de hoy, tenemos en la línea de salida a dos precandidatos, Alberto Bretón y Alfonso Domínguez. Cuevas preparó el otro día un bonito festival de luz y sonido en el que se dijo mucho la palabra unidad hasta que la gente del público cayó de pronto en la cuenta de que alguien debería sacrificarse y encabezar la lista de unidad, por qué no Cuevas mismo.

No descartaría que, si salimos a candidato por semana, se llegara al Congreso de la Unidad Unitaria y Unionista con veinte o treinta aspirantes, lo que recordaría mucho a las elecciones para delegado de clase en Primero de BUP. Lo malo para el PP es que en ese caso, como en el instituto, la votación secreta la acabarían ganando con toda seguridad Paca Garte o Benito Camela y eso sí que daría un giro inesperado a la política riojana.

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