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«Me preocupa que Vox empiece a negar la democracia como el mejor sistema político»
José Ignacio Pérez Sáenz | Expresidente de La Rioja y del PSOE riojano

«Me preocupa que Vox empiece a negar la democracia como el mejor sistema político»

José Ignacio Pérez Sáenz | Expresidente de La Rioja y del PSOE riojano ·

«Fue un error técnico que el secretario general del PSOE formara parte del Consejo de Gobierno», sostiene el histórico dirigente socialista riojano

Luis J. Ruiz

Logroño

Domingo, 7 de noviembre 2021, 08:16

Cuando José Ignacio Pérez (Calahorra, 1951), expresidente regional y, hasta el fin de semana pasado, presidente del PSOE riojano, remonta las escaleras que conducen a la Hemeroteca de Diario LA RIOJA, recuerda que allí le informaron de que ETA había asesinado a Fernando Buesa. Memoria de la política y el socialismo riojano, en alguna entrevista bromeaba con que durante la larga travesía en la oposición (24 años) lo mostraban a la militancia para que vieran que una vez el PSOE gobernó en La Rioja. Hasta que llegó Concha Andreu, a la que defiende y apoya y a la que, reitera para evitar lecturas malintencionadas, le seguirá ayudando cuando lo necesite. Pero los nuevos tiempos, resume, requieren nuevos rostros. «Hay que irse cuando quieren que te quedes», dice entre risas.

– ¿Le han pedido ya las llaves de la sede de Martínez Zaporta?

– Efectivamente (ríe). Pero me han dicho que... No, no, no... (ríe). Resultó muy bien el anuncio de mi despedida y coseché una cantidad de aplausos enorme, que significó que la decisión era acertada (ríe). Los halagos dicen que debilitan. Yo me los tomo como una señal de afecto.

– ¿Le han intentando convencer para que se quedara?

– Sí, la presidenta pensaba que iba a seguir, que no había razón para dejarlo y que le podía acompañar al iniciar este camino. Para despejar dudas, dije públicamente que la voy a acompañar y que tiene y tendrá todo mi apoyo.

«Sin la figura de Pedro Sánchez, igual el Partido Socialista estaría desaparecido»

PSOE Nacional

– Entonces, ¿por qué se va?

– Porque se abre una nueva etapa en la que se quiere visualizar eso, una nueva etapa, una nueva composición. Hay que irse cuando quieren que te quedes (ríe).

– Y será de esos expresidentes que se van a medias

– No, en absoluto. Mi trabajo será, si alguien me llama, acudir. Si me preguntan, yo respondo. Pero todo en un ámbito de privacidad. No necesito fama (ríe).

– ¿Fue la Delegación del Gobierno un buen broche a su carrera en primera línea?

– Sí, y eso que tuve dudas de estropear lo hecho. Me dijeron que hacía falta, que la imagen que podía dar era positiva y resultó muy bien. Estoy encantado de ese periodo en el que descubrí la Administración General del Estado.

– Todo empezó en 1979...

– Sí, empecé en la Administración Local, pase por la autonómica en el creación de la misma, y fui senador, no diputado. Fui un senador vocacional... Me gusta todo lo relacionado con la estructura territorial, la conformación autonómica, la España diversa...

«Los políticos tienen que volver a estar a la altura. No es necesario insultarse para defender ideas»

Escenario político

– ¿Cómo ve a España?

– Como siempre. Tengo una manera de resumir la España diversa y el problema de no entendimiento y la crispación que es a través de las lenguas. España tiene, aparte del castellano, el catalán, el euskera, el gallego e incluso hay quien incluiría el valenciano. Son lenguas españolas y quien no quiera entender que el catalán es una lengua a proteger, no entiende España. La cultura española es mucho más que la de Castilla, que la de Andalucía... Es todo. La cultura catalana es nuestra y el que no lo entienda, es un mal español. Recuerdo que tuve amistad, cuando fue presidenta del Senado, con Esperanza [Aguirre] y una de las cosas que me decía en broma, como soy del Barça, es que era de un equipo extranjero. Considerar a un catalán como un extraño es la mejor manera de definirte como un mal español.

– Hay quien defiende su españolidad por esa vía.

– Tenemos una estructura social postfranquista y eso se nota. Va a ser muy difícil despojarnos de ella. Pasarán muchos años.

– Le sorprende el resurgir de la extrema derecha. ¿La veremos en el Parlamento de La Rioja?

– Pudiera ser. Es aventurarse mucho, pero no sería de extrañar. En todo caso, hay que felicitarse de que no tienen representación y de que en La Rioja, Vox sólo ha logrado una representante institucional, en Calahorra, a la que, encima, le han apartado de sus responsabilidades. Esa cultura franquista ha empezado a quitarse los complejos. Me preocupa que un partido como Vox empiece a criticar la democracia, que la nieguen como el mejor sistema político. Cuando se dé ese paso, empezaremos a tener problemas... y creo que no estamos lejos. Los ciudadanos tenemos que ser radicalmente demócratas.

«Le admiro, pero si una vez dijo que era jarrón chino, pues que sea jarrón chino»

Felipe González

– ¿Hay más polarización ahora que cuando comenzó en el 79?

– Entonces nos responsabilizamos todos en que aquello tenía que salir bien, que teníamos que convivir y hacer esfuerzos por llevarnos bien. Los valores de la socialdemocracia están en la mayor parte de la sociedad y quien los represente debe estar a su altura. Para eso estamos los partidos políticos. Hay quien, desde la izquierda sobre todo, mira la Constitución y dice que si la monarquía o la bandera fueron cesiones. Posiblemente sí, pero ¿y los valores? ¿No son más importantes que los símbolos? ¿Por qué no se dan cuenta de que tenemos una Constitución impregnada de un espíritu socialdemócrata? No podemos negar el esfuerzo de aquella generación de la transición para convivir. Ahora, como parece que todo está hecho, hay relajación y la política y los políticos tienen que volver a estar a la altura. Tienen que tener en cuenta que no es necesario insultarse para defender sus ideas ni considerar al adversario enemigo.

– Concejal, diputado regional, consejero, presidente regional, senador, delegado del Gobierno... ¿Con qué se queda?

– Ser presidente de tu comunidad es lo máximo, pero cuando he sido lo que he sido, he querido hacerlo bien sin mi currículum: ser buen senador, no ser senador porque había sido presidente de La Rioja, dar la talla en la Delegación como delegado... He pasado por todos los sitios y guardo muy buenos momentos. Quienes dan más disgustos son los tuyos. Ser presidente del partido, en ocasiones, es lo que más disgustos da.

–¿Fue corto aquel mandato?

– Me presenté a la reelección, por lo tanto se me hizo corto. Disfruté mucho y dejé cosas que me hubiera gustado terminar. Me presenté a unas elecciones que no gané en un tiempo difícil del PSOE, el tiempo de la corrupción en el ámbito nacional. Me lo decía la gente en la calle: 'Contra ti no tenemos nada, pero el PSOE se tiene que ir a la oposición'. La permeabilidad de la política nacional en la regional es enorme.

– El tiempo de Felipe González.

– Aprendí muchísimo de él y aunque no esté de moda decirlo, voy a contracorriente: le profeso admiración. Ahora le aconsejaría que estuviese callado. Hay cosas que no comprendo de él. Si dijo una vez que era jarrón chino, pues sea jarrón chino. Me sabe mal que lo ha tenido todo para ser un símbolo de la socialdemocracia en España y Europa y lo ha dilapidado.

– ¿Fue el mejor presidente del PSOE?

– Ahí no voy a entrar (ríe). Cada uno tiene el valor de una generación. Entiendo que a Pedro Sánchez haya una generación que no le comprenda, pero sin su figura, el Partido Socialista igual habría estado desaparecido.

– Uno de sus episodios más recordados fue saltarse la disciplina de grupo y no apoyar el blindaje del Concierto Vasco.

– Tenía a mi izquierda a Leire Pajín, secretaria de organización del PSOE y que llevaba menos de un mes en el Senado. Le dije que no podía ser. Hablé con el grupo para que comprendieran por qué me saltaba la disciplina de grupo, que era una cuestión de coherencia con lo hecho en mi vida. Lo expuse y les dije que no votaría a favor de lo que estaba en contra, de algo que había llevado a los tribunales. Que si tenía que haber consecuencias, que no había problemas.

«Era una cuestión de coherencia. No votaría a favor de lo que estaba en contra»

Blindaje concierto vasco

– Esa coherencia, ¿no se suele quedar en Piqueras?

– La disciplina de grupo es absolutamente necesaria, si no, sería una jungla. Hay gente a la que ser disciplinado le cuesta mucho, por eso lo hablé con mis compañeros del Congreso. Comprendo que tuvieran que ser disciplinados... bien que les costó.

– ¿Por que no funcionó la bicefalia Ocón-Andreu en el PSOE?

– Para tener éxito y ser eficaz, hay que tener una estructura jerárquica interna en el partido. Sin ella, la estructura operativa falla. Quiero decir que hubo un problema de 'primus inter pares'. Técnicamente, creo que fue un error que el secretario general [Francisco Ocón] fuera parte del Consejo de Gobierno ya que da la sensación de ser algo más que le resto de consejeros y porque si entras en un equipo de la presidente solo hay un 'par primus'. La conjunción de esos extremos fue el error. Un error técnico. Dicho esto, no ha habido ningún conflicto ideológico. El partido no ha tenido en su programa y acción ninguna quiebra.

– ¿Cómo queda Francisco Ocón?

– Habrá que ser generoso. El partido debe tener generosidad con un secretario general en su salida. En el Congreso estaban los secretarios, que son los elementos de continuidad. Estaban todos ahí porque los valores que hemos defendido son la amalgama del partido. Defender nuestra historia, con la gente responsable de ella es un ejemplo para los militantes.

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