El juez Joaquim Bosch, en una imagen de archivo. E. C.

Joaquim Bosch | Juez y escritor

«Los políticos no pueden ocupar los espacios pensados para vigilarles»

El juez, que presenta hoy su último libro en Logroño, alerta de que la desconfianza en las instituciones «allana el camino a la ultraderecha»

Víctor Soto

Logroño

Jueves, 31 de octubre 2024, 07:56

Joaquim Bosch es una de las caras más mediáticas de la judicatura. Juez en Moncada (Valencia), rehuye del silencio habitual de muchos de sus compañeros y analiza en medios informativos la siempre compleja realidad judicial española. Además es escritor y hoy presenta en Logroño (Centro ... Fundación Caja Rioja, en Gran Vía, 2 a las 18.30 horas) su última obra 'Jaque a la democracia. España ante la amenaza de la deriva autoritaria mundial'.

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– Pensamos que la democracia está muy asentada, pero en su libro hace un repaso de las causas que pueden hacer involucionar el sistema. ¿Existe ese riesgo?

– Hay indicadores a nivel internacional que nos dicen que estamos entrando en una etapa problemática. Se ha frenado la incorporación de nuevas democracias y en otros se está retrocediendo hacia sistemas de tipo autoritario, como Hungría. Las elecciones de Estados Unidos, en ese contexto, pueden resultar clave.

Corrupción

«Mientras se favorezcan adjudicaciones públicas a amigos, no va a desaparecer»

– ¿Y en España?

– Hay indicadores de riesgo. España es la democracia occidental con un mayor de porcentaje de ciudadanos que considera que la democracia no es un buen sistema. No solo se trata del crecimiento de la extrema derecha, sino una mutación ultraconservadora de la derecha tradicional. En España puede producirse un cambio de liderazgo que, con un triunfo electoral, podría llevar a un giro autoritario, aunque dependiendo del contexto internacional.

– La receta, para usted, es fortalecer el Estado, pero parece que vamos en otra dirección.

– España cuenta con una fortaleza y una debilidad. La primera, que somos de los estados con mayor limpieza electoral y respeto al pluralismo. Pero también nos dicen que tenemos unos mecanismos de contrapeso muy débiles, entre ellos un poder judicial colonizado en su cúpula por el nivel político y unos niveles de corrupción de los más altos de Europa. Esto es peligroso porque si nuestra institucionalidad es débil, la ciudadanía cada día se despierta con un nuevo escándalo y si además el estado social no da respuesta a necesidades básicas, como la vivienda, se genera una desafección que allana el camino a la ultraderecha.

– El bloqueo del Consejo General del Poder Judicial ha sido recriminado por Europa.

– Los organismos europeos nos reprochan que tenemos una cúpula judicial sometida a fuertes intereses partidistas. Hacen falta reformas de fortalecimiento institucional que aparten a las fuerzas políticas del control de la cúpula judicial.

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– ¿Es optimista sobre el cambio?

– Viendo la historia, no hay motivos porque los principales partidos han ocupado espacios de poder en lugares donde no debían estar. Los políticos son esenciales, porque donde no hay políticos hay autócratas o dictadores. Pero no pueden ocupar los espacios pensados para vigilarles.

– La imputación del fiscal general, ¿qué nos dice? ¿Que no hay nadie ajeno al imperio de la ley o que la política está en la ley?

– Los organismos europeos nos dicen que tanto la Fiscalía General como los altos tribunales están expuestos a injerencias partidistas. A partir de ahí, cuando uno observa un choque institucional de estas características es evidente en pensar en un trasfondo político, compatible con que existan motivos jurídicos. Pero creo que sin el contexto de cómo se configuran en España estos organismos es difícil entender lo que está sucediendo.

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– El 'caso Koldo' pone de relieve que la corrupción se mantiene.

– Mientras se mantengan las estructuras que favorecen adjudicar contratos públicos a los amigos, la corrupción en España no va a desaparecer. Lo que conocemos del 'caso Koldo', en la sentencia del caso Zaplana, en el caso Roldán... nos demuestra que las dinámicas fraudulentas de sobrecostos en adjudicación pública amañada son una práctica muy frecuente. Y mientras los partidos se insultan no vemos esa misma energía en llevar propuestas al Parlamento. Si hubiera una voluntad política en acabar con la corrupción, estoy convencido de que casos como este no existirían.

– ¿Hay alguna receta para conjurar esos ataques?

– Cuando la democracia retrocede, necesitamos más democracia. Gran parte de las respuestas están en los principios constitucionales, pero hay partes que no han sido desarrolladas adecuadamente. Si las principales fuerzas políticas no entienden lo que está pasando en el mundo, están allanando el camino hacia posibles involuciones autoritarias. Los nuevos partidos de la extrema derecha son los que mejor han entendido la revolución digital y eso explica su éxito.

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