«Estamos en tiempo de vendimia y hay tensión. Pero es un momento obligado de conversación porque la uva va madurando, la necesita la bodega... Al final siempre hay que llegar a un acuerdo. Quizás deberíamos trasladar todo esto a la política». Concha Andreu (Calahorra, ... 1967) vive el vino. Lo mamó de pequeña, cuando su padre llevaba las garrafas a casa y ella y sus hermanas se encargaban de succionarlo con una ventosa y pasarlo a las botellas. «Aquel aroma se me quedó». Años después se convirtió en enóloga. «Empecé a trabajar en una cooperativa al mismo tiempo que en una empresa de refrescos». No hubo muchas dudas. «Me decanté por el mundo del vino, más intenso, más bonito». Trabajó en Tudelilla, en una bodega de Logroño... pero donde ha desarrollado gran parte de su labor ha sido en Rioja Alavesa, «entre Elciego y Laguardia». «Hacíamos vino con uvas de Alfaro, ese 'coupage', lo que ha sido siempre la Rioja, la colaboración, el equilibrio entre la acidez del norte con la calidez del sur...».
Hablar de vino con la nueva presidenta de La Rioja no es una broma. Se trata de una forma de vida, una cultura y un motor económico que supone el 20% del PIB de la región. Y para Andreu, la primera mujer en acceder al cargo y la primera socialista tras 24 años de gobiernos populares, un ejemplo de cómo La Rioja y Euskadi pueden colaborar, decir adiós a años de recelos y trabajar «mano a mano» para superar problemas comunes.
- ¿Ha habido demasiada desconfianza durante los últimos años?
- Sí, claro. En La Rioja ha habido una serie de complejos y no solo con el País Vasco. Con Navarra, con Aragón... No hemos sido capaces de establecer sinergias para desarrollarnos económicamente, para compartir espacios... Ha habido miedo a abrirse y colaborar con otras comunidades, incluido el País Vasco.
- ¿La gestión política lo envenenó todo?
- No diría envenenar, pero sí enturbió y entorpeció. Sobre todo en la época de Pedro Sanz. Quiso ver problemas donde no los había para disimular su incapacidad de trabajar mano a mano con el País Vasco.
- ¿Y eso va a cambiar?
- Lo que hay que recuperar es la normalidad en las relaciones con un vecino. Hay una cosa que siempre me gusta decir, aunque algunos igual se tienen que tapar los oídos. En La Rioja tenemos en nuestro Patrimonio de la Humanidad de San Millán de la Cogolla algo que nos gusta mucho: las primeras palabras que se conocen en castellano en una glosa. Pero es que coinciden con las primeras palabras que se conocen escritas en euskera y que también están ahí. ¡Qué mejor caldo de cultivo para promocionar la convivencia, no solo lingüística! ¡Qué bueno sería normalizar las relaciones entre vecinos!
- No ayudó mucho la 'guerra fiscal'. ¿Hay en La Rioja un sentimiento de que el Concierto es un privilegio?
- Bueno, hubo una sentencia de los tribunales europeos que decía que La Rioja había sido agraviada por el Concierto.
- Y muchas que fueron en el sentido contrario, avalando el régimen foral.
- Desde luego, porque no se estaba diciendo que era algo ilegal. De lo que se trataba era de compensar a los vecinos que por la gracia de estar cerca de algunas comunidades... Es que la fuga de empresas fue un desastre. No se le puede dejar tan desvalida a una región. Lo vimos porque amigos y familiares se iban. Yo trabajaba en una bodega de la DOC (Denominación de Origen) y veía ese movimiento en el límite entre las mugas. Había un problema de fondo.
- ¿Cuál?
- Entiendo la capacidad de cada comunidad de defender sus intereses, pero también hay que entender la capacidad de defenderse de los que se sienten agraviados. De lo que se trataba era de que el Gobierno de España, que tiene la obligación de defender a todos, buscase una compensación. Y en 20 años no se ha hecho un informe serio que refleje el verdadero impacto de aquellas fugas. Lo queremos hacer para obtener esa compensación del Estado y a partir de ahí, tirar todos para adelante.
- Lo curioso es que ahora parece que hay una 'guerra fiscal' generalizada. Madrid anuncia rebajas, Castilla y León, con la que La Rioja es limítrofe, también... ¿Teme nuevos conflictos tributarios?
- No. Cuando hay conflicto lo que hay que hacer es hablar, que cada uno defienda lo suyo, pero con transparencia. Lo que tengo claro es que la solidaridad del conjunto de España debe primar por encima de todo.
- ¿Ustedes también están dispuestos a mover ficha?
- Lo que no podemos permitir es que ninguna empresa se marche por una cuestión de presión impositiva.
- ¿Qué van a tocar?
- La presión a las rentas de más de 60.000 euros ya es alta. Y ahí habrá pocos movimientos. Las rentas medias y bajas no se verán afectadas. Se eliminarán algunas bonificaciones en el de Patrimonio. Afectará a un 0,7% de riojanos que tienen unas rentas superiores a los 700.000 euros.
- ¿Y con el de Sucesiones?
- Sabemos de las dificultades de la sucesión en determinadas empresas familiares. Y nosotros debemos echar un cable para que esas empresas no se cierren. Estamos tan débiles en el tejido industrial en La Rioja que no podemos presionarlas más.
- Más que un problema fiscal, de 'rascar' de unos impuestos o de otros, ¿lo que falla no es un sistema de financiación estable para las autonomías del régimen común?
- Es que habrá que llegar a un acuerdo en el que todos cedamos algo. Cuando la situación económica va bien y todo es boyante todo es más fácil, pero cuando todas las comunidades tenemos tanta necesidad de dinero es más urgente todavía.
Alta Velocidad y turismo
- ¿Tiene alguna idea concreta ya de cómo se pueden crear sinergias en las que La Rioja y Euskadi colaboren?
- Aún es demasiado pronto. Pero hay ganas de hacerlo.
- Hay algo que Euskadi y La Rioja comparten: en ninguna de las dos comunidades hay un solo kilómetro de alta velocidad ferroviaria.
- ¿Cómo que el País Vasco no tiene AVE?
- Tiene las obras, pero no estará operativo hasta dentro de unos años.
- Eso ya es muchísimo. Y está claro que las tres capitales vascas van a tener AVE y nuestra intención es que también pase por La Rioja. Pero siempre por donde menos afecte a nuestro tesoro, al paisaje del viñedo. Lo que pasa es que aquí todo ha sido muy lento. Se han dejado caducar declaraciones de impacto ambiental y hay que volver a la casilla de salida. Hubo contestación social porque el anterior Gobierno central tuvo la desfachatez de pintar cuatro líneas de cuatro colores sobre un mapa diciendo 'por aquí pasará el AVE' sin ninguna declaración de impacto ambiental, sin consenso, sin proyecto. Y pasaba por encima del viñedo. ¿Qué iba a hacer el pueblo que tenía viñedo? Pues protestar. E hizo bien.
- En ese mundo del vino que usted conoce de primera mano también ha estallado la polémica. ¿Qué le parece la apuesta de algunos profesionales de crear una denominación propia de Rioja Alavesa bajo el paraguas de la DOC?
- Es normal que haya gente que quiera diferenciarse. Perfecto. Pero estamos en una Denominación de Origen que engloba a tres territorios y que ha funcionado bien, que nos ha dado prestigio, un plus de calidad en un mundo globalizado... Los políticos debemos quedarnos al margen, apoyar y escuchar al sector, que se tiene que autorregular.
- ¿El sector del vino es un ejemplo de esas sinergias que se pueden establecer entre Euskadi y La Rioja y en la política en general?
- Totalmente. Eso me decían mis compañeros de bodega. «¿Ha sido dura la negociación?». Más dura es la negociación en la vendimia de comprar litros de vino, de vender uva...
- ¿El que usted trabajase en Rioja Alavesa durante años es lo que cimenta su discurso sobre la colaboración, la convivencia...?
- Sin duda, porque cuando ves a un viticultor de Rioja Alavesa ves a uno de Alfaro, de Tudelilla... Con los mismos problemas.
- ¿Y el turismo? ¿No es otro campo en el que ambas comunidades pueden ir de la mano?
- Tenemos que copiar mucho del País Vasco. Nos lleva mucha ventaja. Ya no por lo bien que lo ha hecho, sino por lo deficiente que lo hemos hecho en La Rioja. No hemos sabido potenciar nuestras exquisiteces, nuestro potencial... El otro día hablaba con unos señores mayores de Haro que se han reunido en una asociación para potenciar un camino de Santiago que no está nada potenciado. Y lo que me dijeron es que habían sido los vascos los que les habían advertido de que existía, que pasa por Haro y que hagamos el favor de potenciarlo.
«Estoy segura de que Sánchez no quiere ir a elecciones»
Concha Andreu llegó a la Presidencia de La Rioja a finales de agosto tras una negociación con Podemos que por momentos se convirtió en un sainete. La formación morada pidió en un primer momento tres consejerías, vetó la primera investidura, avaló la segunda pero fue cambiando de candidato a consejera... Al final, la representante de Podemos en el Gobierno de coalición será Raquel Romero, la única parlamentaria, a la que rechaza parte de su propio partido.
- ¿Un convulso arranque, no?
- No, ha sido muy tranquilo, de responsabilidad de todos los consejeros, con mucha ilusión...
- Pues entonces refirámonos a los días anteriores.
- Soy la presidenta del Gobierno de La Rioja y respondo ante mi maravilloso Gobierno.
- Le veo que quiere pasar página.
- Son los partidos que participaron en aquellas negociaciones los que deben hablar de aquello.
- Después de todo lo ocurrido, ¿confía en Romero? ¿Cree que Podemos va a ser un socio leal en toda la legislatura?
- Confío plenamente en ella, como en el resto de consejeros.
- ¿En qué medida puede influir en su Gobierno el fracaso de las negociaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias?
- Como hasta ahora, en nada.
- ¿Por qué es posible un gobierno de coalición en La Rioja y en otras autonomías y no a nivel de España?
- Son escenarios diferentes. Aquí había una diputada de Podemos que nos daba la mayoría absoluta. La negociación fue ardua, pero el acuerdo fue posible. Nada tiene que ver con lo que sucede a nivel nacional.
- ¿Pero por qué no?
- Las exigencias son totalmente diferentes. Aquí hay mayoría absoluta.
- ¿Pero le gustaría que llegase ese acuerdo para evitar nuevas elecciones?
- Lo que me gustaría es que se escuchara la intención y todo el trabajo que ha hecho Pedro Sánchez por llegar a un Gobierno progresista con un programa muy social.
- ¿Estamos abocados a unas nuevas elecciones?
- De lo que estoy segura es que Pedro Sánchez no quiere elecciones, pero también está claro que no se puede gobernar a cualquier precio.
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