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La revolucionaria irrupción de la inteligencia artificial (IA) en el panorama tecnológico actual únicamente tiene un disruptivo precedente: la llegada de Internet hace aproximadamente cuatro décadas. En este marco, nos encontramos ante un cambio de paradigma cuya magnitud aún escapa incluso a los expertos más destacados.
El desconocimiento prácticamente total sobre el alcance, poder e ilimitada utilidad de esta innovadora herramienta ha generado en la sociedad un nuevo debate entorno a la peligrosidad de este tipo de tecnología, mediante la cual se pueden crear fake news, falsificar documentos, elaborar extensos textos, imágenes falsas y un largo etcétera que absolutamente nadie sería capaz de enumerar.
En este sentido, el británico Geoffrey Hinton, conocido como el 'padrino' de la IA por ser uno de los grandes pioneros en el desarrollo de esta inteligencia, renunció recientemente a un alto cargo de Google para poder advertir -con mayor libertad- de los riesgos y amenazas de aquella herramienta que en su día ayudó a crear (y que se dice podría llegar a acabar con más de 14 millones de empleos en cinco años, según el Foro Económico Mundial).
Paula Lamo
Docente e investigadora de UNIR
Sin embargo, en contraposición con estos datos y con las prácticas inmorales que se pudieran llevar a cabo con la inteligencia artificial, la IA también ofrece numerosas ventajas para la sociedad. Así lo ha querido hacer ver la Directora del Máster de Internet de las Cosas e investigadora del grupo Ciencia de Datos (DDS) de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Paula Lamo, al afirmar que «si se entiende como una herramienta más que nos ayuda en nuestro día a día puede ser algo muy bueno y positivo para todos. Que sea mala únicamente depende del uso irresponsable que le dé cada uno». Pero, ¿cómo controlar esta tecnología y cómo regularla?
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Para Lamo, «de alguna manera se tendrán que incluir identificadores específicos que notifiquen al público que determinadas imágenes e informaciones han sido creadas por IA». Concretamente, «habrá una legislación que no se creará ahora ni a corto plazo porque hay que estudiar mucho, pero que será mucho más restrictiva y seria que la regulación actual».
«El anonimato que hasta ahora ha amparado que una persona pueda decir cualquier cosa sin ningún tipo de pudor, antes o después, va a desaparecer», pronostica.
Otro de los debates abiertos entorno a la inteligencia artificial es la automatización masiva y el reemplazo de empleos tradicionales. Para la mayoría, ambas cuestiones componen una de las principales amenazas de la IA. En este sentido, Lamo tranquiliza: «Mucha gente tiene miedo de perder el trabajo por culpa de la IA y probablemente no sea así».
«Habrá trabajos en los que no se pueda aplicar, como pasa con el teletrabajo, y otros en los que sí. Pero la parte humana va a seguir estando en todos ellos», asegura la experta de UNIR.
«En un futuro mucho más lejano no sé si llegaríamos a la automatización total, pero hoy en día -y con la sociedad que tenemos- es impensable», concluye.
La penetración de la IA en el ámbito académico también da para hablar pues, ¿hasta que punto puede llegar a afectar al desarrollo intelectual y al aprendizaje de los más jóvenes? Lamo lo tiene claro: «Yo creo que puede ser muy bueno incluir herramientas como el ChatGPT en las escuelas. No para que los alumnos le pregunten cuál es la respuesta de una pregunta concreta, sino para ayudarles a pensar o a desarrollar cuestiones menores».
«Los docentes tenemos que ser capaces de fomentar que se desarrolle un pensamiento y un conocimiento crítico que permita a nuestros alumnos discernir de qué está bien, qué está mal, que información es correcta y cuál es incorrecta», sostiene.
Ejemplo de los beneficios que tiene la IA en el campo educativo es el proyecto 'Mujeres de vanguard-IA' en el Museo Virtual de UNIR. Una exposición que reinterpreta fotos de mujeres referentes en la ciencia y tecnología con la ayuda de la IA y que, además, pone de manifiesto las nuevas tecnologías en la promoción de la mujer en las STEAM.
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