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La cosa comenzó a torcerse hacia las 22.30 horas del miércoles. Podemos enviaba un correo electrónico en el que informaba de que Nazaret Martín, por cuestiones personales, renunciaba a aterrizar en el Consejo de Gobierno. Por la mañana las cuestiones personales se convertían ... en antecedentes penales y su renuncia en imposición del PSOE.
El equipo técnico de Podemos se reunía a las 11 horas para decidir quién sería la sustituta de Martín. Pese a que Raquel Romero siempre ha querido ser consejera y diputada (algo que los estatutos de la formación morada prohiben expresamente), sobre la mesa hubo un único nombre: Amalia Revuelta, vinculada a la formación desde sus orígenes, elogiada por su capacidad de trabajo, su tenacidad, su disposición y su trayectoria vital además de veterana funcionaria de Hacienda. El nombre, adelantado por este periódico, recibió el visto bueno de la gestora de Podemos en La Rioja, el de Podemos estatal al tiempo que era trasladado al PSOE.
Todo parecía en marcha hasta que volvió a aparecer Raquel Romero (pertrechada por su particular escudero manchego, Mario Herrera) en la plaza del Parlamento. Romero rizaba el rizo y abría la enésima herida en un Podemos regional con tantas llagas en el cuerpo que más de uno solicitaría su extrema unción. La diputada –miembro del equipo técnico– denunciaba que la reunión y la decisión del nombre de Amalia Revuelta era ilegítima ya que se había tomado a sus espaldas convocando la reunión una hora antes de la investidura de Andreu. Romero, que desde Podemos insisten en que bajo ningún concepto renunciará a un acta de diputada que le asegura su escaño durante cuatro años para ser consejera, le lanzaba un órdago (o una amenaza velada, según se quiera interpretar) a la propia Andreu instantes después de que se cerrara el acto de toma de posesión: «Designar el Gobierno regional es una potestad de Concha Andreu y entiendo que va a estar a la altura de las circunstancias», se limitaba a decir a los medios dejando entrever que su presencia en el Consejo de Gobierno podría ser indispensable para que las cuentas le salgan a la presidenta regional.
Para reforzar esa idea, su equipo más próximo (básicamente los llegados de La Mancha para negociar su presencia en el Ejecutivo) envió desde la cuenta de prensa de su asesor de prensa un comunicado erigiéndose como voz del partido en La Rioja y rechazar «cualquier resultado surgido de una reunión irregular e ilegítima que sólo responde a los intereses personales de algunos miembros». Uno de ellos, Miguel Reinares, denunciaba esa usurpación de identidad y recordaba que los únicos comunicados oficiales son los salidos desde las cuentas de Podemos La Rioja (las controladas por el equipo técnico). Al tiempo, legitimaba el nombramiento de Amalia Revuelta, el nombre elegido por la gestora y refrendado por Madrid.
A media tarde, la presión de Romero comenzaba a hacer efecto y añadía una muesca más a su lista de exfuturas consejeras. Amalia Revuelta había caído.
Como lo fue en las dos sesiones de investidura de Concha Andreu (primero por su no y después por su sí), ayer Romero volvió a acaparar todos los focos hasta que a las 19.30 horas la propia Andreu confirmaba su nombramiento como consejera. La presencia de Podemos en el Parlamento de La Rioja nunca ha pasado desapercibida.
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