La plaza del Parlamento, epicentro de La Rioja durante una hora

La plaza del Parlamento comenzó a llenarse de gente pasadas las 11 horas. Mientras algunos operarios buscaban dónde colocar las últimas sillas reservadas para los invitados a la toma de posesión de Concha Andreu y un puñado de peregrinos miraban, sorprendidos, desde el otro lado del vallado cómo el gentío invadía el trazado tradicional del Camino y les obligaban a dar un rodeo, comenzaron a formarse los primeros corrillos.

Con el Parlamento (el bar) como lugar de paso para buena parte de los presentes, quien más quien menos buscaba su nombre en alguna de las sillas blancas más próximas al escenario. Allí lo encontró el ministro de Ciencia en funciones, Pedro Duque (Luis Planas, el de Agricultura, acompañó en todo momento a Andreu). También la presidenta de Navarra, María Chivite; el delegado del Gobierno en el País Vasco, Jesús Loza; el presidente del Parlamento de Navarra, Unai Uhalde; el de las Cortes de Aragón, Javier Sada; la vicepresidenta primera del Senado, Cristina Narbona... Y muchos alcaldes. Entre ellos el de Aldeanueva que, alegando estar en plenas fiestas patronales, se saltó el protocolo y optó por los pantalones cortos.

Sin demasiadas corbatas entre ellos (más de un cuello de camisa agradeció la ausencia de estrecheces con el sol recreándose) y el rojo PSOE -en un día en el que la presidenta optó por un azul intenso- dominando entre ellas, los más relajados fueron los consejeros salientes.

Todos juntos, justo por detrás de las principales autoridades, esperaron charlando que todo llegara a su fin y reconociendo que ya tenían ganas de regresar a la rutina que les espera desde el lunes.

Al otro lado de las vallas perimetrales de la plaza del Parlamento, numerosos ciudadanos se agolparon para asistir al pleno de ayer. Algunos acabaron logrando una silla y todos rompieron a aplaudir tras cuando apareció Andreu por la puerta del Parlamento (la sede del legislativo, no el bar).

Y como buena enóloga, lo festejó con vino. Primero con el institucional, el de la Grajera, con el que brindó parafraseando a Gonzalo de Berceo; después, en Haro, donde de manera más íntima y con sus invitados ilustres celebró su llegada al Gobierno regional.