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Al menos desde el año 1700 las guerras de sucesión son entretenidas y, con alguna frecuencia, devastadoras. En aquel entonces, al morir sin descendencia Carlos II –rey desdichado, medio tonto y quizá impotente–, el trono de la monarquía hispánica se lo disputaron sus sobrinos Felipe ... de Anjou y el archiduque Carlos de Austria. Después de muchas batallas, ganó Felipe y los catalanes, fervientes austracistas, aún no se lo han perdonado. Las sucesiones, como se ve, las carga el diablo, sobre todo si no hay primogénitos disponibles.
Bien lo sabe el Partido Popular, que ante la posibilidad de repetir un nuevo Holocausto Caníbal, recurrió a la unción sacramental del candidato, con Tellado imponiéndole a Capellán los santos óleos en un hotel de Logroño. Si obviamos los tiernos llamamientos constitucionales a la democracia interna de los partidos, aquello les salió bien y hoy Gonzalo Capellán disfruta de una marmórea mayoría absoluta en La Rioja.
En el lado izquierdo del hemiciclo, el PSOE tiene ahora por delante una travesía incómoda y llena de peligros hacia una nueva etapa. La sucesión de Concha Andreu al frente de la secretaría general se verificará formalmente en un congreso que se celebrará el 15 febrero, pero a esa fiesta se llegará ya con la gran incógnita resuelta. Del 9 al 16 de diciembre los aspirantes podrán formalizar sus candidaturas y las primarias se celebrarán el 25 de enero. De momento, solo un afiliado ha mostrado su deseo de optar al cargo: el portavoz parlamentario y alcalde de Arnedo, Javier García.
La mayoría de las fuentes socialistas consultadas por este periódico piensan que tendrá rivales. Hay en el partido un soterrado bullir de inquietudes y nombres que van cayendo aquí o allá, como hojas de una margarita que todavía nadie se atreve a deshojar. Dos apellidos se repiten con particular insistencia: Dorado (Álex) y Díaz (Raúl). Ambos están ahora en Madrid. El exconsejero de Medio Ambiente ocupa un alto cargo en el Ministerio que dirige Teresa Ribera –comisionado para la economía circular– y el exportavoz parlamentario se sienta en un escaño del Congreso.
Ninguno de los dos, consultados por este periódico, revela sus cartas. «Ahora es el momento de centrarse en lo federal; tenemos que conseguir un proyecto atractivo para todos», señala Dorado. «Yo soy muy respetuoso con los tiempos y con la casa. Debemos enfocarnos todos en el congreso de Sevilla», zanja Díaz. El cónclave federal del PSOE se celebrará en la capital andaluza el último fin de semana de noviembre. Ambos acudirán como delegados de La Rioja. También estarán en Sevilla el único precandidato explícito, Javier García, y la todavía secretaria general, Concha Andreu. Completan la expedición María Marrodán, Naiara Hernáez, Blanca Ferández y Víctor Moratinos.
«Haya uno o varios candidatos, nuestra labor será recuperar el pulso y la ilusión», apunta Díaz. Álex Dorado manda un mensaje con un toque de picante:«El PSOE es un partido de izquierda, debe ganarse a los votantes de izquierda y convencer a los indecisos con políticas basadas en el ecologismo, el feminismo y la transformación de la sociedad a largo plazo».
Las corrientes subterráenas en el PSOE no aflorarán hasta diciembre. El miedo en el partido es que, cuando se abran las compuertas, las aguas se desborden, aneguen las riberas y lo pongan todo perdido de barro y decepción.
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