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Nuestro bolsillo ·
Las aseguradoras tienen una fama regular, pero los clientes aportan lo suyo: el 5,6% de los siniestros son falsosTodo el mundo tiene un seguro. O casi todo el mundo. Muchos son obligatorios (los del coche, claro, o los de las comunidades de vecinos) y otros son muy recomendables, como los de hogar. Y, la verdad, las compañías de seguros tienen entre ... el común de los mortales una fama regular. Fruto, probablemente, del tira y afloja que siempre acaba produciéndose a la hora de solucionar un siniestro y, sobre todo, de valorarlo.
Sin embargo las aseguradoras también conocen el lado oscuro de la otra parte. Ese lado oscuro se llama «fraude»: aquellos clientes que declaran un siniestro que, en realidad, no ha exisitido, o cuyas consecuencias ni se aproximan a las que dice el cliente que son.
Y no se piensen que es algo testimonial. Desde hace 5 años, la compañía Línea Directa hace un estudio bienal sobre los casos, la incidencia y las consecuencias de este tipo de fraudes. Y sus resultados son curiosos: la media del fraude en España es, dicen, el 5,6% . Es decir, que de cada 100 siniestros declarados a lo largo de 2017 y 2018, 5,6 son falsos. En La Rioja es algo menos. De hecho, según sus datos, los riojanos somos los que menos defraudamos (o lo intentamos) a las aseguradoras: el 3,7% es nuestra media.
En total, en España se detectaron alrededor de 60.000 fraudes al seguro. La mayoría de ellos tienen que ver con los seguros del automóvil, porque son los más extendidos y los que más actividad suelen generar.
Hay dos estafas principales. La más habitual es intentar «colar» en los partes daños que no han tenido nada que ver con el siniestro en cuestión.
Pero el engaño más oneroso para las compañías suele tener que ver con los daños físicos: el asegurado declara que de resultas de un accidente sufre problemas físicos graves que le han causado una baja laboral (a veces permanente) y por tanto solicita indemnizaciones de varias decenas de miles de euros.
Lo más «fingido» tiene que ver con las siempre elusivas lesiones de cuello, cervicales y columna en general. Lesiones reales en muchos accidentes, que causan dolor y problemas muchas veces insolubles, y que son aprovechadas por los caraduras para fingir problemas que no existen.
En su estudio, Linea Directa cuenta tres casos muy similares en el fondo, auque la forma fuera distinta. Lesiones gravísimas que requerían pagos muy elevados... y que luego no existían. O no demasiado. Por ejemplo, un vecino de Ciudad Real que reclamó 151.000 euros por daños permanentes en un tobillo y una rodilla, y que fue sorprendido por los investigadores de la compañía... corriendo un encierro. O el malagueño que apenas podía andar tras los daños cervicales y lumbares de un accidente, pero que resultó estar trabajando en el jardín y trasladando objetos pesados. O, en fin, un barcelonés que declaró sufrir baja permanente por inestabilidad permanente y vértigos, y que fue fotografiado transportando un sofá.
Lo peor de este problema es, según el estudio, la existencia de auténticas mafias organizadas y especializadas en estafar al seguro. Y que no sale barato: unos 800 millones en el último bienio.
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