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En el aeropuerto de Logroño-Agoncillo les conocen de sobra. Les han visto merodear por las instalaciones cientos de veces. Son polizones inofensivos a la caza de naves que inmortalizar en una instantánea. Aterrizando, despegando, en rodaje, lo importante es capturar la aeronave en el ... momento perfecto para luego compartir el trofeo en redes sociales con otros 'spotters' (observadores), que son los apasionados de la aviación y de la fotografía.
Borja Sáenz Martínez y Antonio Oyón Campo, son dos jóvenes de 21 y 17 años que se dedican al 'spotting', una afición con cada vez más seguidores en todo el mundo. Gestionan la cuenta no oficial en twitter del aeropuerto de Logroño-Agoncillo y avisan de los vuelos que despegan y aterrizan desde las pistas riojanas. Desafortunadamente, los movimientos son esporádicos, aunque en las últimas semanas el aeródromo riojano ha registrado algo más de actividad con vuelos privados. El más espectacular, el Boeing 727. Uno de los cuatro aparatos que existen en el mundo, con casi cincuenta años, propiedad del multimillonario Gordon Getty, que en agosto aterrizó en La Rioja, procedente del norte de Europa, para reunirse con un grupo de bodegueros. La llegada del Boeing 727 atrajo a decenas de 'spotters' de todas partes, «hasta la carretera estaba llena de gente», comenta Borja, estudiante de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de La Rioja (UR).
Ese fue un día grande para Borja y Antonio. También lo fue el pasado día 17 cuando un vuelo privado, un GulfstreamAero G650, procedente de Kansai en Japón llegó a Logroño. Días antes aterrizaron dos naves en las que viajaban directivos de Mercadona.
Este verano Borja se desplazó hasta San Sebastián para perpetuar un C-17 del ejercito estadounidense que aterrizó en Hondarribia. Fue a recoger el helicóptero de Donald Trump, cuando asistió a la cumbre del G7 en Biarritz (Francia). «Ha sido, de largo, el avión más grande que ha aterrizado en San Sebastián y pondría la mano en el fuego que va a ser el más grande que aterrice nunca».
Su avión favorito es el Antonov 225. «Son lo más majestuoso de los cielos». Este coloso del transporte aéreo aterrizó en el aeropuerto de Vitoria en el 2010 cuando las cenizas del volcán islandés Eyjafjallajökull obligaron a cerrar varios aeropuertos del norte de España, salvo el de Foronda.
Antonio Oyón estudia segundo de Bachillerato de Ciencias y en el futuro quiere cursar un grado superior de Música. La aeronáutica, dice, «es un pasatiempo, lo mismo que los trenes».
De todos los aviones, su favorito «por excelencia», recalca, es el Boeing 727, los llamados trijet porque tienen tres motores. Son, para él, «los más impresionantes». Al igual que Borja, el aeropuerto al que más lejos se ha desplazado para fotografiar aviones es el de Hondarribia, aunque no estuvo inmortalizando el C-17. Ha ido en otras ocasiones a fotografiar vuelos privados.
Entre los grupos de whatsapp de 'spotters' se van comunicando qué aviones vienen y a qué hora y rastrean los vuelos en algunas páginas web que hay para ello. Luego, captar la imagen perfecta, la foto deseada, es cuestión de pericia y suerte, pero también de la previsión meteorológica, sobre todo del viento, del que también están muy pendientes para no dejar ningún cabo suelto.
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