Secciones
Servicios
Destacamos
«Este problema está muy generalizado y por cada uno que venimos aquí, te podría decir 20 o cualquier otro número, porque hay un montón de padres que no vienen. No se trata de evitar el consumo, que también, sino de los comportamientos y las ... conductas». El diagnóstico viene rubricado por Inma, madre de una usuaria del Programa Joven de Proyecto Hombre, al que llegaron porque «en casa la situación se hizo insostenible por el comportamiento y las conductas de mi hija. Al final descubrimos que consumía cannabis y decidimos venir. El problema que nos trae aquí a la mayoría de familias es el del comportamiento, porque en aquellas cuyo hijo no toma una conducta radical pasan el problema del consumo de puntillas a la espera de que se le pase, sobre todo si no se resiente su rendimiento escolar. Se lo toman como una gripe y no es una gripe», advierte Inma.
En su caso, los estudios de su hija sí se resintieron y una cosa llevó a otra en forma de pérdida de responsabilidad, faltas de respeto... «Pierdes el control de tu vida, sentí impotencia, frustración, ansiedad y culpabilidad. Me sentía culpable como madre. Acabas desquiciada, no duermes, dejas de comer... ¿Que si temí perderla? Desde luego, totalmente», confiesa la madre, que hoy vuelve a disfrutar de una adolescente normalizada en casa, con lo que eso supone. «Ha trabajado, ha hecho un montón de cambios y está mejor aunque creo que no lo va a reconocer jamás, al menos a esta edad», añade.
La decisión de acudir a Proyecto Hombre no fue sencilla. «La idea que a veces hay fuera de aquí es que te vas a encontrar al drogadicto con la jeringuilla en el brazo, pero la realidad no tiene nada que ver. La imagen está muy distorsionada, pero aquí te ayudan a solucionar los problemas de comportamiento y de conductas, que es la primera vía para solucionar el del consumo», resume Inma convencida del acierto: «Al final dimos el paso con dudas, a ver qué pasaba, pero hoy puedo decir que venir aquí a Proyecto Hombre ha sido mano de santo».
Con ella y su marido llegó su hija a la entidad, al principio obligada, que hoy es otro ejemplo de éxito. «Ha logrado normalizar las conductas y, a la vez, ha modificado sus horarios, sus hábitos sus costumbres y las relaciones con sus iguales, ha conocido y ha hecho migas con otro tipo de gente que no consume... Todos los que hemos venido aquí es porque hemos optado por un no radical, hay padres que dicen que bueno, total, si lo hacen los fines de semana... Como todos... Yo desde luego no lo concibo», remacha esta madre hoy feliz.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.