Los pesticidas prohibidos persisten en la tierra y el agua de La Rioja tras décadas

En el caso de las muestras de suelo de Logroño se encontraron niveles de 317,41 nanogramos de DDT y hasta 688,16 de DDE (producto derivado del DDT), así como, entre otros pesticidas no autorizados, isoproturon, cypermethrin, bifenthin y omethoate, además de glifosato, que está autorizado pero no recomendado porque la Organización Mundial de la Salud lo considera «probablemente cancerígeno para los seres humanos». En Villamediana y Albelda se realizaron análisis de agua superficial en la zona del río Iregua y se hallaron compuestos no autorizados como terbuthylazine y terbymeton, pero también acetamiprid y carbendazim. Las SEAE no ha especificado el lugar exacto de extracción de las muestras.

María Vittoria Barbieri, investigadora postdoctoral del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC que realizó los análisis de las muestras de agua y sedimentos por encargo del SEAE, expone que «siempre se han encontrado pesticidas, sobre todo en zonas agrícolas, porque se usan». «Muchos plaguicidas tienen impacto en la salud humana y ambiental por su toxicidad y para comprobar la calidad analizamos las aguas recogidas en siete comunidades para comprobar su estado», explica María Vittoria Barbieri. En cuanto a los resultados arrojados por las muestras de La Rioja, las de agua presentaban compuestos no autorizados, aunque a niveles no muy altos, como neonicotinoides en Villamediana y Albelda, «insecticidas o herbicidas que se usaban en agricultura hace años pero la Unión Europea ya no los autoriza, aunque todavía se encuentran porque son persistentes, se acumulan en sedimentos y por erosión llegan a la masa de agua, contaminando los ríos», señala la investigadora del CSIC.

En La Rioja no se superan los límites autorizados por la normativa europea pero cabe subrayar que las muestras de suelo de Logroño presentaban niveles altos de DDT, tan persistente que, aunque prohibido hace 47 años, aún se encuentra. También el glifosato, si bien está autorizado, con limitaciones. «Hay zonas, como Murcia, Huelva y Baleares, bastante más contaminadas en agua y sedimentos, pero en La Rioja hemos encontrado más restos de plaguicidas en suelos y sedimentos que en agua, donde no es alarmante. El sedimento está ahí, y si se acumula no pasa nada, pero si se mueve y llega al agua tiene más riesgo», señala Barbieri.

Una vez prohibidas las sustancias tóxicas, si no se usan, solo cabe revisar su persistencia. «La presencia de pesticidas perjudica la salud medioambiental y humana porque se usa en la agricultura y llega a la comida», advierte Barbieri. También influye la masa de agua. El río Iregua, principal abastecedor del agua de uso agrícola del valle, cuenta con acusados estiajes debido a que su cauce cuenta con dos embalses (Pajares y González Lacasa) y se hace un uso del agua de consumo, riego y recreativo. «El factor dilución ayuda a que se disuelva la sustancia tóxica, eso hay que tenerlo en cuenta. Otra cosa es la potabilización, deberíamos estar seguros por el control que se realiza del agua», señala Barbieri.

A David Ijalba, presidente de la Asociación de Ambientólogos de La Rioja, le llama poderosamente la atención que se haya detectado DDT. «Si desde su prohibición no se ha usado quiere decir que lleva décadas en el medio natural de forma residual, lo que nos tendría que poner en alarma sobre otro tipo de sustancias químicas, como el glifosato, que si acaban en el suelo y en el agua de nuestro medio terminarán indirectamente en nuestro cuerpo a través de los alimentos». Ijalba apela a la precaución porque cree que «la sociedad y la tecnología avanza más rápidamente que los estudios científicos».

Diario LA RIOJA ha solicitado información a la CHE sobre la calidad del agua del Iregua y las sanciones impuestas por vertidos y no ha obtenido respuesta. En cambio, el Ayuntamiento de Logroño informa de que, desde 2018, ha abierto ocho expedientes sancionadores a empresas de los polígonos industriales La Portalada y Cantabria por vertidos a la red de alcantarillado y de aguas pluviales que desembocaron en el Iregua y el Ebro. La mayoría de estas multas han sido de 6.000 euros, aunque se aclara que no siempre se puede identificar al responsable que, a menudo, justifica «situaciones accidentales» y que son hechos «puntuales».