«Es una pesadilla. Hemos pasado de estar en la ola a nada y pagamos igual»

– ¿Siempre se ha dedicado a cantar?

– Por suerte sí. Empecé en el deporte. No me vi malo pero no era lo mío. Al final, tanto nadar y morir en la orilla. Con la música comencé con grupos de coral, en el Tropicana de Santiago... Al principio como bailarín, luego hice suplencias de coro y de solista y me quedé como solista. De ahí pasé al Orfeón Santiago, y, así, hasta el día de hoy.

– También ha formado parte del Septeto Santiaguero.

– Sí, los mejores exponentes de la música tradicional cubana, ganadores de varios Grammy. Para mí, ha sido la mejor experiencia que he tenido a nivel profesional y también personal. Fue como una familia, igual que me pasó con la orquesta Pasarela.

– Les iba muy bien como 'Dúo Imperial' y llegó la pandemia... ¿Qué ha hecho durante todo este tiempo?

– Tomar aire y aguantar el chaparrón. Es una pesadilla. Hemos pasado de estar en la ola –sin hacernos ricos pero tampoco pobres, con la dicha de hacer lo que te gusta– a darnos la ostia padre. Pero los impuestos los seguimos pagando igual. He hecho un curso con Jon Hernández, uno de los fotógrafos más prestigiosos de España y del mundo, y estoy con la fotografía en serio. No me veo con 50 o 60 años encima de un escenario, porque visualmente no voy a vender nada y técnicamente tampoco. Creo que la salida va a ser esa. Estoy aprendiendo para esta alternativa.

– Hasta entonces, ¿qué proyectos musicales se trae entre manos?

– Estamos ahora con nuestro primer disco. La verdad, hemos tardado mucho, demasiado. Lo estamos grabando con Jordi Formoso y con Gerardo Lumbreras. También hemos participado en un disco conjunto, que se llama 'Unidos por la música ranchera', en el que han participado catorce grupos del norte de España, dedicados a la ranchera, que no es nuestro caso. Nosotros lo hacemos como un complemento más al repertorio. Es una maravilla de disco, que ya está a la venta.