El periodismo se desprende del bigote

Veinticuatro años más tarde, el 2 de febrero de 1913, el fotógrafo Garay tomó una instantánea que dejó constancia para la posteridad no sólo del nacimiento de la primera Asociación de la Prensa de Logroño, después llamada de La Rioja, sino de que todos los miembros constituyentes eran varones, todos vestían prendas similares, con gabán, chaleco, corbata, zapatos lustrados y sombrero, aunque se descubrieron las cabezas para el posado; y todos exhibían un respetable bigote, aunque no tan tupido como el mostacho de don Facundo Martínez Zaporta, el fundador de LARIOJA, que había fallecido dos años antes. Sus hijos Francisco y Felipe aparecen en esa imagen.

El camino que han recorrido las mujeres en el periodismo ha sido largo e intrincado. En la segunda mitad del siglo XX y, sobre todo, en lo que llevamos de siglo XXI, la transformación social ha ganado velocidad y se aprecia claramente el salto. Hoy, la Asociación de la Prensa de La Rioja, que en 2024 ha cumplido 111 años, cuenta con 329 inscritos, de los que el 62% son mujeres, incluida la presidenta, Ana Castellanos, la primera en ocupar el cargo, al que accedió en 2018.

El retrato de LARIOJA tampoco se parece ya al de 1889. El 45% del centenar de integrantes de la plantilla son mujeres, pero el porcentaje se reduce al 39% en la redacción y aún es bajo en los puestos de responsabilidad. El periódico tiene una directora desde el 1 de febrero de 2023, la primera en 134 años. Entre las periodistas hay una jefa de Proyectos Editoriales, Isabel Martínez. Marketing también está encabezado por una mujer, Estrella Domínguez. Y una subdirectora está al frente de TVR, Marta Rodríguez.

Otros medios como las emisoras regionales de Onda Cero y Cope, la Delegación de Efe y el digital Rioja2.com están gestionados por directoras: Pilar Santaolalla, Ana Orúe, Ana Lumbreras y Olivia García, respectivamente.

Con motivo del 135 aniversario del diario y del 8M que se celebra hoy, hemos querido dar visibilidad a las trabajadoras de LARIOJA con una fotografía en la que falta el 55% del personal, nuestros compañeros. Aunque el oficio es igual de duro y de gratificante para todos, en el Día Internacional de la Mujer no está de más recordar que aún hay ocasiones y lugares en los que las periodistas y otras profesionales se sienten incoloras, insonoras e inodoras. Ocurre a veces cuando se encargan los grandes reportajes o las coberturas de riesgo y aventura, cuando llega la hora de los nombramientos, cuando una de ellas se sienta en mesas en las que todos los demás son hombres, y es incapaz de hacerse oír salvo que levante la voz. No la captan. Si aporta una buena idea, no queda registrada en sus cerebros. Sólo cuando un rato después propone lo mismo uno de ellos, resulta que es la solución, y ninguno, ni siquiera el que lo ha planteado, es consciente del origen de su inspiración.

La conquista de la igualdad será mucho más rápida si se implican tanto las mujeres como los hombres. Las más altas instancias de los grupos empresariales, allí donde residen el mando y el poder, están aún copadas por varones. Son ellos los que tienen la potestad de decidir quiénes ocupan cargos directivos y, por tanto, en sus manos está acelerar este proceso. Basta con que reparen en el talento y las capacidades de las trabajadoras.

Especial mención merecen en un día como hoy las pioneras que allanaron la senda a las demás, también en la prensa. El libro originario de matrícula del personal de LARIOJA se extravió. En el que lo sustituyó en los años sesenta aparece anotado el nombre de la repartidora Jacinta Villarreal como la primera empleada que entró en plantilla, en 1968. En 1981 se incorporaron a los talleres, como oficiales de primera preferente, las hermanas María Rosario y Victoria Bonet junto con Lourdes Cabedo. La primera redactora titulada inscrita fue Esperanza Martínez-Zaporta, bisnieta de don Facundo. Entró con 22 años y, como periodista de larga trayectoria, dejó una profunda huella en la redacción por su maestría y por su personalidad. Después de su jubilación, ocupó el cargo de vicepresidenta del Consejo de Administración de Nueva Rioja hasta su muerte, el pasado 6 de enero.