El pelotón chiflado
CRÓNICAS VENENOSAS ·
«¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia» (Epicuro de Samos)Secciones
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CRÓNICAS VENENOSAS ·
«¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia» (Epicuro de Samos)Hay en muchas carreras ciclistas un momento surrealista y decisivo, extrañísimo. Van escapados tres corredores, pongamos por caso, y el pelotón les persigue a toda pastilla. Faltan dos o tres kilómetros para llegar a la meta y conservan una ventaja exigua, quizá cuarenta o cincuenta ... segundos. Si los tres escapados siguieran colaborando y dándose relevos sin economizar esfuerzos llegarían a la meta sin problemas, holgadamente incluso, y eso que los rodadores del pelotón, que tienen unos corpachones imponentes, avanzan como bisontes en plena estampida.
Y sin embargo, en el último kilómetro, cuando ya han puesto las vallas en las aceras y el cartelón final asoma en el horizonte, los escapados se frenan en seco. Comienzan a mirarse los unos a los otros, recelan de las intenciones de los compañeros de fuga, temen que los demás se aprovechen de su trabajo, no quieren gastar un gramo más de energía. Estas imágenes dan mucho juego en televisión: como en una película de Hitchcock, el espectador ve cómo el pelotón se acerca despiadadamente mientras los tres escapados, enredados en una absurda coreografía de sospecha, codicia y egoísmo, van dilapidando su ventaja; esa ventaja que tanto esfuerzo les había costado conseguir. Uno siente ganas incluso de levantarse del sillón y avisarles a gritos. La secuencia acaba casi siempre del mismo modo: a falta de doscientos metros para la meta, los bisontes aceleran, se comen a los escapados y acaba ganando la etapa el habitual esprinter con piernas de caballo. Las cámaras suelen fijarse en el triunfador, que alza el brazo con determinación. Yo, sin embargo, siempre busco las imágenes de los derrotados, profundamente aleccionadoras. Entran en meta cabizbajos y desfondados, escupiendo tacos y blasfemias. Alguno incluso golpea el manillar con el puño.
Dan pena, sí, pero se lo tienen merecido.
Ahora que se ha acabado la temporada y ya solo quedan algunas carreras menores, los aficionados al deporte debemos agradecer al Partido Popular de La Rioja su esfuerzo por reproducir estas curiosas estampas ciclistas. De pronto los tres escapados, Alberto Bretón, Alfonso Domínguez y Carlos Cuevas, han dejado de dar pedales y van mirándose con avidez y extrema suspicacia mientras el pelotón avanza alocadamente, al parecer comandado ahora por un tal Capellán, un antiguo esprinter que ha aparecido de no se sabe dónde y ha sido elegido por no se sabe quién.
Estamos todos muy entretenidos con esta etapa que sobre el papel parecía llana y anodina y está resultando ser vibrante. Aún es pronto para saber quién puede ganar e incluso si alguno llegará alguna vez a la meta, pero, aunque deportivamente el espectáculo sea muy estimulante, deja en el aire una pregunta: ¿Cómo pretenden estos tipos ganar el Tour si ni siquiera saben cómo manejar su propio equipo?
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