Los hermanos Álvaro y Alejandro Martínez, junto a sus dogos argentinos Senna, Dubai y Nanga. Justo Rodríguez

«La peligrosidad depende de la función que desempeñe y del trato que haya recibido»

Álvaro Martínez Dueño junto a su hermano de tres dogos argentinos

Miércoles, 1 de noviembre 2023, 08:45

A los hermanos Álvaro y Alejandro Martínez siempre les llamaron la atención los dogos argentinos. «Nos gusta mucho esta raza, son perros muy bonitos, cariñosos a más no poder y, para cazar, hay veces que nos los solemos llevar también con nosotros porque van muy ... bien», explica Martínez, que desde hace varios años disfruta de la compañía de Senna, Dubai y Nanga, tres canes de esta raza, considerada potencialmente peligrosa (PPP).

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En todos los casos, esta condición nunca les resultó ningún inconveniente. De hecho, desde que afrontaron todos los requisitos incluidos en la normativa para poder tener a estos perros –entre los que se encuentran obtener o renovar una licencia en el Ayuntamiento, aprobar un examen psicotécnico, no tener antecedentes penales y disponer de un seguro de responsabilidad civil–, todo han sido buenos momentos. No es para menos. «Nos aportan mucho cariño, bienestar y, también, seguridad a la hora de ir a cazar», afirma Martínez mientras resalta que nunca tuvieron ningún percance con otros perros. «Nunca se han peleado con otros perros ni han gruñido a otras personas».

En este sentido, asegura que, a pesar de que sus animales forman parte del listado de perros potencialmente peligrosos, «son cariñosos a más no poder, a pesar de lo que la gente pueda pensar». «La perra más mayor, Senna, que la tenemos en casa, la podemos tener al lado de otras personas y niños y no se mueve. Incluso la podemos tener dentro de un bar, porque se te sienta al lado y hay veces que hasta te lame si no te conoce para saludarte», explica Martínez.

Pero no siempre resulta tan sencillo. «Hace falta tener carácter a la hora de criar a estos perros, pero no uno malo, porque sino se quedan con el mal temperamento y se hacen malos». Por ello, apunta que «lo más importante es tratarles con muchísimo cariño y perder mucho tiempo con ellos desde cachorros, que es lo que hemos hecho nosotros». Resulta fundamental, por tanto, tener «tiempo, disponibilidad y cariño, porque los perros se dan cuenta y, si les das afecto, también te lo dan». De ahí que, aunque todo depende de cada caso, «la peligrosidad que pueda llegar a tener un perro no depende del animal, sino de la función que desempeñe y del trato que haya recibido». «Los perros no son los verdaderamente peligrosos, el problema es cómo los han criado y tratado sus responsables», insiste Martínez.

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