«Parece que si no sales a manifestarte no estás comprometida»
Sara Madariaga ·
DOCTORA EN MATEMÁTICAS Y DIRECTORA DE INNOVACIÓN EN BOSONITSecciones
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Sara Madariaga ·
DOCTORA EN MATEMÁTICAS Y DIRECTORA DE INNOVACIÓN EN BOSONITSara Madariaga me desbarató la entrevista sin tan siquiera haberla empezado: «Antes de nada tengo que decir que yo todo esto del Día de la Mujer no lo veo». Así que la ristra del preguntas que tenía preparada se fue al traste: ¿ante qué retos ... de has enfrentado en una profesión que se supone 'de hombres'?, ¿te has encontrado con muchas trabas?, ¿por qué hay más matemáticos?, ¿a las mujeres no nos educan para ser 'de ciencias'?. Ni una sola cuestión de este tipo tiene sentido si la entrevistada te explica que nunca jamás ha notado ni una sola discriminación, ni una diferencia, ni una zancadilla: «A mi nadie me ha levantado una ceja por ir a una reunión de todo hombres. Mi experiencia personal es de normalidad absoluta».
No niega que en determinados ámbitos haya desigualdades pero «estamos mucho mejor que hace muchos años y hoy en día parece que si no sales a la calle a manifestarte no estás comprometida. Pero yo creo que el camino se demuestra andando. Parece que a veces se fuerzan las cosas como si estuviéramos todas esclavizadas». Para Madariaga sí que en los años 60 o 70 había mucho más por lo que luchar como mujer, «ellas querían salir a trabajar», pero asegura que «al menos en Europa está superado». «Claro que hay gente que lo pasa mal y que está discriminada, pero yo no lo puedo decir por experiencia propia».
Esta doctora en Matemáticas explica que « en la carrera en la universidad el número de hombres y mujeres era paritario prácticamente. Al igual que en el master». Sin embargo, lo que dice contrasta con lo que se ve en la empresa en la que trabaja y es directora de Innovación, Bosonit, donde nada más entrar te encuentras con unos 20 hombres sentados y concentrados en su pantalla. Eso sí, las jefas son (casi todo) mujeres. «La verdad es que no sé por qué hay más chicos. Aquí las solicitudes se discriminan por perfiles, no por género».
Y lo mismo ha observado en su carrera profesional, en la que ha pasado tanto por la universidad como por la empresa privada. «Sí que ves cambios generacionales. Cuanto más mayores más hombres suele haber. Pero en las nuevas generaciones no se nota. Ahora cada cual elige lo que quiere estudiar. Si hay más hombres que eligen ingeniería y más mujeres que eligen magisterio, pues no pasa nada. Creo que no es un drama».
Sí que reconoce que quizás es en la educación «de cada casa» donde más pueden notarse las diferencias a la hora de establecer los roles de chicos y chicas. «Si tu quieres que las cosas sean de una manera lo primero que tienes que hacer es educar a tus hijos en casa. Luego ellos tomarán sus decisiones». En su caso no ha notado esa diferencia: «los modelos que yo he tenido a mi alrededor no ha sido de la mujer en casa y el padre trabajando. Mi realidad es que no hay una discriminación».
«Hay ciertos colectivos que son demasiado radicales. Ya no se está pidiendo una igualdad, sino una discriminación positiva. Y precisamente ese término implica una discriminación. No creo que se esté buscando una igualdad, sino una imposición. Yo no quiero que el 50% sean mujeres. Quiero que el 100% sean buenos profesionales». «Yo soy una mujer de vocación matemática científica de toda la vida y no sé si es por los genes, la educación, una mezcla... pero no creo que haya que forzar las cosas». Por ello, su respuesta ante la pregunta de si es feminista se convierte en varias preguntas que lanza al aire: «¿Qué es feminismo? ¿Qué es igualdad? Si el feminismo es la igualdad entre hombres y mujeres, por su puesto que me considero. Pero si igualdad es que por decreto haya la mitad de hombres y la mitad de mujeres en todo lo que nos encontremos, no. Si es dar a todos las mismas oportunidades y derechos, sí. Tendemos a colectivizar, y las realidades son personales».
Para esta matemática resulta complicado expresar que ella no tiene una necesidad de que se celebre el Día de la Mujer sin que suene insensible pero añade que «hay una polarización enorme» y que se ha conseguido mucho más de lo que a veces reconocemos. «Mi abuela el otro día me reconocía que en lo que ella había tocado vivir, las mujeres si que eran tratadas como de menos y que incluso una vez se compró un libro de feminismo para leer en algún sitio escrito que las mujeres tenemos los mismos derechos. Por eso cuando ve según que cosas en televisión le chirría y me pregunta afirmando, «pero si ahora estáis bien, ¿no?». Y añade que a veces los extremos tienen sus peligros: «Podemos llegar a un efecto péndulo».
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