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La sensación que transmiten es unánime: frustración. Una enorme frustración. Aquella alegría que supuso para todos ellos saberse beneficiarios del bono joven del alquiler ha transitado lentamente hacia el enfado y el desconcierto.
Cuatro parejas y una joven que comparte piso de alquiler con su hermana y su madre se han puesto en contacto con este periódico para contarnos «la odisea» en la que se ha convertido el cobro del bono de alquiler. Cuatro que son nueve en realidad, porque a cada uno de ellos, Vivienda les ha reconocido, resolución mediante, que cumplen todos los requisitos para poder empezar a ingresar esta subvención. Así que forman parte de los 850 que hasta el momento han obtenido la resolución favorable. A otros 189 se las han denegado y 79 están en fase subsanación.
Si el objetivo del legislador y del gestor con este bono es ayudarles a desarrollar sus proyectos vitales de emancipación, lo que ellos perciben es que, bien al contrario, se han encontrado con un obstáculo inesperado.
Porque los 250 euros no llegan al mes. O solo lo hacen en parte, acumulados en varias mensualidades. O les han ingresado las que tienen por derecho con carácter retroactivo y del resto... ni un euro. En definitiva, sin una regularidad y una estabilidad en los ingresos, mientras ellos no pueden dejar un solo mes de subir los justificantes de pago del alquiler: «Es que te puedes quedar ese mes sin la ayuda».
Comencemos con los más rápidos a la hora de presentar la solicitud. Fueron Manu y Vanesa. Lo hicieron el 26 de julio, cuatro días después de abrirse el plazo «y hasta el 10 de octubre, casi tres meses después, no resolvieron la mía», explica el joven. La de Vanesa llegó el 24 de octubre. En ambos casos, con derecho a bono entre agosto de 2022 y julio de 2024. «Desde agosto –añade Manu– hemos ido aportando documentación todos los meses de los pagos del alquiler. A mí me pagaron 250 euros el día que me la resolvieron por el mes de agosto y hace dos semanas me pagaron los 250 de septiembre y los 250 de octubre. Pero de noviembre, diciembre y enero, nada». Y, sin embargo, Vanesa no ha ingresado nada. Manuel interpreta que en el Gobierno «están paralizados y van a cuenta gotas».
Vivienda también recibió en julio las solicitudes del bono de Asun y Sara. Les reconocieron su derecho para el periodo agosto 2022-julio 2024. «En agosto recibimos cada una los pagos de dos meses retroactivos (julio y agosto) y a partir de ahí nada hasta el pasado 19 de este mes en el que nos abonaron 750 euros a cada una por los meses de septiembre, octubre y noviembre». Asun protesta por «la nula comunicación del Gobierno» regional: «Nos enteramos de que habíamos ingresado porque consultamos la cuenta del banco».
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También Laura y Arancha fueron rápidas en solicitar el bono. Lo hicieron en agosto y en noviembre les confirmaron que tenían derecho a los bonos desde septiembre de 2023 a agosto de 2024. «Entonces subimos los justificantes de pago de la renta de los meses de septiembre, octubre y noviembre, y a partir de diciembre, mes a mes, los siguientes». Pero la cuenta bancaria sigue a cero: «Sólo nos envían confirmación de que hemos subido correctamente los justificantes, pero no hemos recibido los ingresos ni ningún mensaje más. Y si llamamos a Vivienda, o no nos cogen o alguna vez que sí lo han hecho nos han dicho que no tienen una respuesta a lo que nos está ocurriendo».
También fue veloz en la presentación de su solicitud Alejandra. Comparte un piso de alquiler con su madre y su hermana y sólo ella tiene derecho al bono. Se lo reconocieron con efectos retroactivos de febrero a agosto de 2022, pero «no he ingresado las mensualidades desde septiembre hasta la fecha actual. No sé nada. Absolutamente nada. Estoy aceptada, pero el dinero no se ingresa».
Por último, Vivienda recibió el 3 de noviembre las demandas de Sergio y María. Más de dos meses después no saben si han sido aceptadas. La de ella fue con carácter retroactivo, desde enero de 2022, porque «en el primer contrato de alquiler estaba yo sola». Cobijan «esperanzas» y puede que formen parte de las 65 solicitudes que la administración tiene concedidas pero que todavía están pendientes de ser notificadas. De momento «nadie se ha puesto en contacto con nosotros. Nada de nada».
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