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Las panaderías riojanas han secundado este viernes el parón simbólico de sus hornos convocado por la Confederación Española de Panadería, Pastelería, Bollería y Afines (Ceoppan). Más de 40 establecimientos adheridos a Asociación Riojana de Fabricantes y Expendedores de Pan de La Rioja (Arfepan) han apagado la electricidad de 12.00 a 12.15 horas en señal de protesta por la subida de los costes. El objetivo es dar visibilidad al problema, y es que las panaderías artesanales no aguantan más, no son viables económicamente.
Debido a este problema, asegura Eduardo Villar Romo, presidente de Ceoppan y Arfepan, han cerrado seis panaderías en La Rioja durante el último año y otras están en vías de hacerlo. «No aguantamos más por la carencia del gasoil, la electricidad, el gas, toda la cadena alimentaria… la bestialidad que ha subido lo hace insoportable y las pequeñas panaderías no aguantamos más», advierte Eduardo Villar durante el parón realizado en su establecimiento, Horno Arguiñano en Logroño. Horno Arguiñano cuenta con nueve empleados y, tal y como expone su responsable, la factura de la electricidad ha incrementado de los 1.600 a los 5.100 euros mensuales, además de las materias primas. Tal es así, asegura Eduardo Villar, que acumula tres meses en pérdidas en su negocio.
«Nos vamos a ver obligados a tomar otras medidas, que esperamos que no sea el despido de personal, pero la situación es irreversible», expone Eduardo Villar. Después de reunirse con la presidenta del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu, el próximo 2 de noviembre Villar se reunirá con el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, tras la que consensuará con la ejecutiva de Ceoppan la posibilidad de tomar nuevas medidas, si son necesarias, como manifestaciones y huelga. «Esperamos no tener que llegar a eso sino encontrar un consenso dentro de la línea de ayudas que contempla el Gobierno de España», explica Villar.
La solución no parece ser la subida de precios de los productos de las panaderías. La barra de pan apenas ha subido 5 céntimos en Horno Arguiñano. «No lo podemos repercutir todo en el producto final. Ya no hay márgenes de beneficio. Considero que el consumidor entiende nuestras reivindicaciones pero, si encareceos el producto, al final se va a ir a buscar uno de menor calidad y más barato», reflexiona Villar. Cabe señalar que, durante las 15 minutos de apagón eléctrico, panaderías como Horno Arguiñano han continuado atendiendo a la clientela. Muchas de las personas que se acercaban a comprar el pan y repostería, como huesitos de santo, preguntaban, al ver las luces apagadas, si el establecimiento estaba abierto, al desconocer la medida simbólica adoptada el apagón.
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