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La semana que le han dado a mi compañero Javi Campos entre el ministro Puente y el alcalde Escobar es para no creerla. Qué fue ... de los agostos con serpientes del verano y reportajes en Las Norias y el albergue de peregrinos. Ya no se respeta nada.
A pesar de eso, Campos ha tenido tiempo para hacerse un reportaje que les recomiendo, hoy mismo y aquí mismo: San Antón, la otrora perla del comercio logroñés, el centro del centro, empieza a agonizar. Los locales cerrados crecen y crecen, y sólo las tiendas del tío Amancio resisten como si nada.
Es el sino del comercio local en estas décadas, y es un sino trágico. No sólo para las familias que viven de él, sino para la ciudad que la aloja. No sé qué urbe es esa que se aguante sin comercio, pero yo preferiría no verla.
Pero fíjense: si San Antón es símbolo de algo, es de esa ciudad que muchos defienden contra el signo de los tiempos. Es una calle llena de coches hasta el corvejón, con todos los aparcamientos que caber pueden, doble sentido de tráfico y parkings subterráneos a diez metros. Y pese a eso y a estar lo mejor situada posible, no funciona. Ya no.
Estas cosas que me dejan escribirles los domingos empiezan a repetirse o, al menos, a rimar. Pero déjenme exponerles de nuevo algo de lo que estoy firmemente convencido: que si la ciudad sigue siendo un lugar pensado para ir en coche, aparcar el coche y salir en coche, el futuro de muchas cosas, pero sobre todo del comercio, es negro.
No puedo dar recetas, pero se me antoja que si lo que estamos haciendo hasta ahora no funciona (y San Antón es un ejemplo milagrosamente claro) igual hay que cambiar. Que el centro sea un lugar atractivo para estar y vivir, y que las tiendas se nutran de quienes están cerca y llegan andando. Atraídos, entre otras cosas, por un modelo urbano radicalmente distinto.
Jueves Venezuela
Hay una izquierda española a la que Venezuela retrata. Cuba también, pero lo del chavismo está más de actualidad. La facilidad de esa izquierda para disculpar, entender y perdonar a un régimen que no es más que una dictadura pura y dura es desopilante.
Luego hay otra izquierda a la que le cuesta algo menos, pero que se refugia en una tibieza preocupante en estos casos. Está en el gobierno, pero también en una parte sorprendente de la opinión publicada, que sigue agarrada como un clavo ardiente a una petición absurda. como si Maduro fuera a enseñar unas actas que demostraran su inocencia o, peor aún, su culpabilidad.
Venezuela es una dictadura, repito. Aquellos que la consideran «de izquierdas» y tan fácilmente la disculpan olvidan la verdad última de las democracias: que si a un pueblo le quitas la libertad, sobre todo la libertad de librarse de ti, luego da igual lo que hagas o digas hacer por él.
Lunes Vino
Se publican las ayudas para que las bodegas quemen parte del vino que les sobra. Como era de esperar, las multinacional Pernod Ricard, que acaba de vender sus bodegas riojanas, es la que más se lleva: 800.000 lereles, dos millones en dos años. Ayuda salida del bolsillo de los riojanos, totalmente legal y, sin duda, muy útil para la recomposición del estropeado sector del vino.
Me imagino al señor Pernod tomando el avión en Agoncillo para no volver con la calderilla que le hemos dado en el bolsillo. Gracias, majos. Taluego.
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