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Febrero de 2017. El PSOE anda de primarias con tres candidatos. Susana Díaz, Patxi López. La caravana que atraca en Aldeanueva de Ebro es la del tercero: Pedro Sánchez. Militantes enfebrecidos repletan la sala, esperando al hombre del momento, renacido tras su «no es no», ... tras su defenestración. Sánchez se abre paso dando besos y abrazos. Detrás caminan en fila los no muchos escuderos que tiene: Santos Cerdán, José Luis Ábalos. Puntúa la fila la riojanidad de Concha Andreu. Y la cierra la rotundidad de un desconocido enorme y calvo al que todos toman por segurata o policía. Koldo, sí, nuestro Koldo. En varias fotos el aizkolari sobrevuela con la mirada por sobre el hombro de Sánchez: es su sombra mientras las vecinas lo achuchan.
Da casi ternura recordar aquellas escenas, aquella sobredosis de palabras rotundas, de noes y síes, de chaquetas de cuero y de pana. Y pensar en cómo cambian los cuerpos: Ábalos es ahora el apestado numero uno, Andreu senadora, Santos Cerdán sigue a la derecha del padre, entre él y Puigdemont. Y Koldo, el mismo Koldo que escuchaba adusto las diatribas contra la corrupción del PP de Rajoy presidente es ahora el mangoneo hecho persona, el conseguidor caído, ese con el que todo Dios asegura no haber hablado jamás.
Seguro que ni ellos soñaban con tanto: una moción de censura, dos elecciones, una pandemia, la amistad con Puigdemont. Me pregunto si la semilla de todo ya rondaba ya en Aldeanueva. Si uno seguía al Peugeot de Sánchez con la esperanza de pillar cacho disfrazado todo de loas a la democracia. Si los que tan rotundos defendían sus convicciones sabíanse capaces ya de ser líquidos como el agua si fuera menester para seguir aferrados a la silla.
Da vértigo, ese cúmulo de posibilidades en Aldeanueva. Y algo de pena, en fin, la ilusión de la grada.
Viernes | Seris
Mandan una nota, ufanos, desde el sindicato CC OO. Han conseguido una sentencia que asegura que los empleados del Seris cobren el complemento por noches, domingos y festivos aún estando de baja. O sea, sin trabajarlos. Y se felicitan por ello.
Esto último es normal, porque para eso están los sindicatos: para conseguir más para los trabajadores. Y puesto que es el Tribunal Superior de Justicia el que dice que eso ha de ser así, apostaría mi sueldo a que es legal y ajustado a la norma que se aplique en el caso.
Pero también es normal y comprensible que desde este lado del río veamos cosas así con la mandíbula colgante. Casi desearía que los del sindicato se hubieran guardado para sí la noticia. Y no porque no me alegre por los del Seris: 'in dubio pro currante', aunque el pagador seamos todos. Pero es tanta y tan creciente la diferencia en derechos laborales entre el común de los mortales y el común del funcionariado...
Miércoles | Fútbol
Lo confieso: cada vez que las chicas de la selección ganan (o sea, casi siempre) me doy un paseo por los comentarios de las redes sociales y de los periódicos deportivos. Y disfruto leyendo insultos. No porque esté de acuerdo con ellos, entiéndame usted, sino por lo contrario: veo en ellos los estertores de un rebaño que no se reconoce en el mundo en el que vive, ni en la realidad de unas mujeres que se han ganado sus derechos. Y que juegan como los ángeles, y que ganan y ganan y vuelven a ganar. Insultad, mastuerzos. Ya habéis perdido.
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