
Una estupidez de primera
Domingo | Alquileres ·
Para qué buscar soluciones, si podemos tener culpablesSecciones
Servicios
Destacamos
Domingo | Alquileres ·
Para qué buscar soluciones, si podemos tener culpablesSe prepara (quien la prepare) una huelga de alquileres. Como solución al problema de la vivienda me parece una estupidez. Como estupidez, eso sí, hay ... que reconocer que es de primera. Hay que felicitar a sus promotores y aplaudidores: no todos los días tiene uno una idea tan perfectamente mala.
Veamos. Es evidente que hay un problema de vivienda en España, con los precios muy por encima de lo que deberían estar. Ocurrió hace veinte años algo parecido, pero aquella vez y ésta son muy distintas: en 2008 estábamos subidos en una burbuja de puritita especulación y ahora lo que tenemos entre manos es una crisis de oferta.
O sea, básicamente lo que ocurre es que hay muchos menos propietarios dispuestos a arrendar que inquilinos potenciales. Los motivos son varios; por una parte, el miedo a la inseguridad jurídica. Que sea un miedo exagerado o no en realidad no importa: la realidad es que existe, y que el miedo es una fuerza económica muy difícil de igualar. Por otra parte está la huida de una buena parte del alquiler hacia lo vacacional, que renta más y preocupa menos. Menos oferta aún.
De ahí la estupidez antes mencionada: ante una crisis de oferta, decirle a quien se plantee poner un piso en alquiler «pues ahora igual no te pagamos» es una maravilla de razonamiento absurdo.
Si hay pocos pisos y muchos inquilinos, el precio va a subir. Siempre. Es de cajón de madera de pino, de primer día de economía de la ESO, de razonamiento nivel Peppa Pig. Si las medidas tomadas contra la subida de los precios y para evitar los desahucios de personas vulnerables recaen en los hombros de los propietarios, la oferta seguirá bajando. Y, oh sorpresa, los precios seguirán subiendo.
De los mismos autores de la genial idea de la huelga es también la del control de precios. Esta es más peligrosa, porque parece más lógica: pongamos un tope según zona y ciudad, y ya. El problema es que el control de precios en una economía de mercado es tremendamente peligroso. Puede funcionar en situaciones muy concretas y durante un tiempo limitado (léase las mascarillas durante la pandemia) pero a largo plazo va a generar un monstruo y a empeorar las cosas. Porque, de nuevo, carga contra la oferta.
El problema, claro, es de diagnóstico. El Gobierno y sus fuerzas callejeras, ante el problema, han optado no por buscar soluciones sino por señalar culpables, que es más fácil y a Sánchez siempre le funciona. Y esos culpables son los malvados caseros. A las barricadas, pues: que no quede ni uno.
Hablo de Alfaro pero no hablo de Alfaro. Que se me entienda. Pongo lo que está pasando en la ciudad estos días como ejemplo, y no porque crea que lo suyo es más raro o peor que lo de los otros.
El Ayuntamiento ha anunciado una subida más que significativa de las tasas y precios públicos. La basura, el agua, las piscinas, esas cosas. Lo cual ha cabreado, cosa comprensible, a un buen número de vecinos. Ante el marrón, la alcaldesa Preciado ha recordado que lo que pagan los usuarios por esos servicios no cubre ni el 30% de su coste.
No es cosa de Alfaro, no. Los vecinos quieren servicios pero les fastidia pagarlos. Los aspirantes a alcaldes lo saben y prometen jacuzzis gratis a la vez que bajada de impuestos. E incluso aunque todos sepan que, por ley, el coste de la recogida de basura tendría que estar al 100% pagada por los usuarios antes de abril del 25, les ha dado igual. Pero al final todos acabarán haciéndose un Alfaro. La realidad, qué jodida.
Habla el presidente de CaixaBank, José Ignacio Gorigolzarri (Goiri en la intimidad) en Logroño. Dice muchas cosas, una me llama la atención: buena parte del crecimiento español reciente responde al crecimiento de la población, del que son exclusivamente responsables los inmigrantes. Además, sin ellos el sector turístico (ligeramente importante, ya me entienden) directamente es inviable. Habrá que emplearse en la cosa de la integración, dice Goirigolzarri, nada sospechoso de rojo peligroso. Porque, en fin, les necesitamos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Detenido un hombre al que se le cayó un revólver al suelo en la plaza de Coca
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.