Así es y así será, aunque no nos guste. Susana Vera/Reuters

Un último repaso

El cambio climático es como nos dijeron

Sigamos con los ojos cerrados o votemos a más Trump: a la realidad le da igual

Pablo Álvarez

Logroño

Domingo, 10 de noviembre 2024, 09:04

A la gente no hay que decirle si vota bien o mal. Es la ley principal de la democracia: lo que uno quiere mandar a la Casa Blanca o a la Moncloa es sagrado. El pueblo es soberano. O como dijo Biden uno de estos ... días, «no puedes amar a tu país solo cuando ganas».

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Luego, claro, hay que decirle a la gente que a la realidad le dan igual sus deseos. Y que si votó dejándose engañar por mentiras evidentes o convencer por una campaña redonda de miedo y fango, tendrá luego que comerse las consecuencias.

Esto tiene muchas caras, pero déjenme que me fije hoy en una que nos pilla cerca y que duele mucho: lo del cambio climático. Los científicos, que tienen una tendencia inequívoca a decir las cosas como son, llevan décadas avisando de lo mismo. Que si seguimos llenando la atmósfera de mierda contaminante el clima cambia. Que ese cambio supone el calentamiento global y paulatino de todo, incluyendo por ejemplo los mares. Y que ese calentamiento traería cosas: olas de calor largas y abundantes, récords de temperatura, sequías prolongadas, fenómenos catastróficos más frecuentes y más exagerados.

Seguro que le suena haberlo oído pero si no, no hay más que mirar por la ventana. Es exactamente lo que nos está pasando.

A partir de ahí puede usted coger su voto y dárselo al que dice que no, que todo es mentira. Que todo es una conspiración de 'nosequé' conjura, un timo de las élites o una cosa que se han inventado los ecologistas.

¿Sabe qué? Que a la realidad le va a dar igual lo que haga con su voto o a qué youtuber indignado crea usted o qué bulos decida tragarse sin siquiera usar media neurona ni hacer una búsqueda de Google. Que igual que está pasando lo que nos dijeron, va a seguir ocurriendo en el futuro. No, perdón, igual no: va a ser cada vez peor. No venga luego con que nadie se lo dijo.

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Martes Trump

El voto del que empeora

No me alejo del tema Trump, que al final es el protagonista de la semana. No dejo de leer análisis desde este miércoles, todos sorprendidos, algunos consternados. Hay una línea de pensamiento que me parece sugestiva, porque coincide con lo que veo a mi alrededor. Hay mucha gente para la que la vida ha ido a peor en los últimos tiempos: que la inflación no crezca ya no es consuelo para quien ha visto subir la vida un 20% y su sueldo un casi nada por ciento. Y tampoco hay consuelo para quien no puede comprar ni alquilar una vivienda, ni tiene muchos visos de que en un futuro vaya a ganar lo suficiente como para ello.

El voto de quien ha visto su vida empeorar es muy volátil. Solo le hace falta una narrativa a la que engancharse, y esa narrativa no tiene por qué ser bienintencionada ni lógica: ahora mismo prima en medio mundo, por ejemplo, la de echarle la culpa a los inmigrantes aunque, qué cosas, sean aún más pobres que tú. Así vamos.

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Lunes DANA

Simulacros para políticos

De todo lo que leo sobre la ineficacia de las primeras horas de la tragedia de Valencia me queda una conclusión: los políticos no tenían ni idea de qué hacer. Sé que la respuesta en estos casos debe ir de la mano de los técnicos, pero puesto que al final siempre hay una decisión que tomar, me preocupa esa ignorancia.

Los bomberos hacen simulacros, experimentos con gaseosa sobre cómo reaccionar. Quizá los políticos, al menos los responsables de emergencias, deberían hacerlos también. Por nuestro bien.

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