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Cada mes de noviembre, un domingo, este periódico es distinto. Ocurre desde hace muchos años: hablamos siempre de vino pero ese día, hoy, mucho más. ... Es el día del especial de Diario LA RIOJA. Que siempre ha sido palabra mayor.
Siempre me maravilla, ese día, descubrir o redescubrir, según, a la gente del vino. Gente muy pirada, que hace cosas raras a veces, que inventa e intenta y toquitea, pero que aún así siente como algo terriblemente propio la tierra en la que ponen sus pies. Que habla de un viñedo de garnacha, de ese viñedo y no otro, como un marqués hablaría de su castillo en el Loira.
Si el Rioja merece la pena es por esos locos. Hay, cierto, una gran industria detrás, pero son ellos quienes tienen el futuro, grandes y pequeños. Los que sienten el vino como una extensión de esta tierra nuestra.
En este especial de hoy hay muchas voces, muchas elaboraciones. A veces resulta mareante. Pero hay frases que caen como si fueran de piedra. Como la del que dice, por ejemplo, que si se puede vender un vino cinco veces más caro, debería pagarse su uva cinco veces más cara. O como la que alerta de que en una época de crisis sean los más grandes quienes compren esos viñedos que a veces tanto desesperan. Y así, desarraiguen a los locos, a los jóvenes, a la gente de su pueblo, convirtiendo cada vez más esto en una cosa en la que mandan las multinacionales. Algo a lo que se parece, ay, cada vez más el gobierno del sector.
Hay esperanza, empero, en la unión y en la inteligencia, y en la pasión y la fe. No puede haber ayudas públicas para siempre, cierto, y si hay arranques espero que alguien les ponga un candado a los viñedos más viejos, más cansados, mejores.
Pero mientras, qué feliz lectura, que alegría esta gente. Los de la viña y el vino, esos a los que cada noviembre da ganas de abrazar.
Viernes Lobato
El diccionario español es, a veces, insospechadamente poético. Lean esta definición: «Duda o recelo que punza la conciencia sobre si algo es o no cierto, si es bueno o malo, si obliga o no obliga; lo que trae inquieto y desasosegado el ánimo».
La palabra definida es «escrúpulo». De todo lo que ocurre alrededor del Gobierno de España ahora mismo, lo que más me sigue llamando la atención es la falta generalizada de esa «duda que punza la conciencia». Ese «todo vale» tan repugnante que trasluce en cuanto rascas.
Que es normal que alguien de Moncloa se ocupe de la agenda de la mujer del presidente, sí. Pero es desasosegante que trabaje para sus negocios privados. Que es normal señalar lo deshonroso del entorno de una rival política, pero no usar a la Fiscalía (qué poco le punza la conciencia al fiscal general) para saltarse las barreras, previo paso por Moncloa. Tenemos un gobierno, un presidente, un coro mediático, sin duda moral. Sin escrúpulos. Ay de nosotros.
Sábado Tren
Que dice la Renfe que el tren nuevo, si eso, ya en marzo. Esperaremos. No sé hasta qué punto el horror de Valencia ha descoyuntado recursos y planificaciones, así que un retraso de cuatro meses parece asumible, ya puestos a seguir esperando.Veremos qué pasa entonces. Nos deben un tren nuevo a Madrid por Miranda y, más importante, otro por Zaragoza y en tres horas. No se crean, algo importante ya es. Esperemos, porque en realidad es lo que siempre hemos hecho en estos temas. Qué remedio nos queda.
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