«Oyendo a los del PP parece como si ahorrar energía fuese algo malo»

– La entrada en vigor del decreto de ahorro energético ha provocado en La Rioja dudas, quejas y algunos incumplimientos. ¿Ha sido demasiado precipitado? ¿No hubiera sido mejor tratar de llegar a un acuerdo con las comunidades, aclarar las dudas y empezar en septiembre?

– Los ahorros de energía en la Unión Europea empezaban a computar el 1 de agosto. Hubo una negociación previa de la vicepresidenta tercera para evitar que nos metiesen a todos los países de la UE en el mismo saco, con un recorte del 15%. Hay que saludar que se nos redujese ese umbral al 7%. Y la vicepresidenta Ribera ha estado muy activa reuniéndose con todos los sectores implicados y también con las comunidades. Eso ya es mucho más de lo que se hace con cualquier otro real decreto.

– ¿Añadirá La Rioja restricciones autonómicas al marco nacional?

– Nosotros vamos más por asumir lo que dice el ministerio, con medidas de acompañamiento como el fomento del autoconsumo. Pese al ruido político montado por el PP, tenemos que pensar que este decreto es muy beneficioso. Oyéndoles parece como si ahorrar energía fuera algo malo, cuando es beneficioso tanto para el planeta, porque dejamos de emitir CO2, como para nuestros bolsillos, porque ahorramos en la factura de la luz. Y además nos lo pide Europa y debemos ser solidarios.

– ¿No hay una contradicción en seguir subvencionando la gasolina para todos y a la vez exigir estas medidas de ahorro energético?

– Sí, hay una cierta contradicción, pero no podemos obviar que aún no hemos dado el salto hacia la descarbonización. Muchas personas y muchos sectores dependen de la gasolina y esta es una medida puntual en un contexto de alza de los precios del combustible que estaba haciendo daño y había que paliar. Siempre hablamos de la necesidad de hacer una transición ecológica justa y de acompañar a los sectores más perjudicados. Este es un ejemplo, aunque en este caso no venga provocado por el cambio de modelo sino por la guerra de Putin. El objetivo último, sin embargo, debe ser descarbonizar la economía.

– ¿Debemos asumir que la transición energética, por necesaria que sea, va a resultarnos cara y dolorosa?

– No creo que vaya a ser cara. Al contrario, las tecnologías más baratas son en aquellas en las que se basa la transición energética. Ahora dependemos del combustible fósil o del gas. En España y en Portugal los precios de la energía son un 20 o un 30% más baratos que en Europa gracias a lo avanzados que estamos en la transición energética por la producción de renovables, que dependen de nosotros y no de ningún conflicto internacional. Es verdad que hay tecnologías que están emergiendo, como el hidrógeno verde, que para que sean asequibles necesitarán una gran inversión, y ahí debemos estar también las administraciones públicas, primero apoyando la investigación y luego acompañando a los diferentes sectores.

– ¿Y la energía nuclear? ¿Debería España alargar el servicio de sus centrales? Hasta los verdes finlandeses y la UE apoyan su uso, al menos durante el periodo de transición.

– En España ese es un debate carente de sentido, pese a que las derechas lo quieran sacar. Nosotros utilizamos la energía nuclear y seguiremos haciéndolo mientras esta tecnología sea segura. El calendario de cierre de las centrales ha sido pactado con las propias empresas energéticas. La última cerrará en el año 2035 y hasta entonces seguiremos usándola. Lo que no tendría sentido es construir nuevas centrales, algo que requiere lustros e inversiones multimillonarias. Nos parece más inteligente dedicar ese tiempo y ese dinero a las renovables. Observemos lo que está pasando en Francia, que ahora tiene el 50% de sus reactores parados por problemas técnicos, con lo cual tampoco están aprovechando esas supuestas ventajas de la energía nuclear.

– Pero todas las energías tienen su lado oscuro. Sembrar el monte de aerogeneradores tampoco es ecológico, con afecciones al paisaje y a la avifauna. ¿Cuál es el límite?

– Sembrar el territorio de aerogeneradores sería un atentado contra el medio ambiente y nadie quiere eso; el Gobierno de La Rioja, tampoco. Este es un debate complejo, pero aquí ha habido una parte del argumentario que ha exagerado, haciendo ver como si quisiéramos alicatar La Rioja de aerogeneradores y placas solares. Y no es así. Hay que apostar por la independencia energética, pero no a cualquier precio. Hemos alegado en contra de la línea de Forestalia que pretendía cruzar La Rioja, y todo hace pensar que no tendrá ningún futuro. Alegamos en contra del parque de Los Cruzados y el promotor ha desistido de seguir en ello... Hay parques cuya tramitación supera lo autonómico, pero, por ejemplo, el parque de Valderrete obtuvo un sí del ministerio pero muy condicionado por nuestras peticiones y con menos molinos de los previstos. De los seis parques eólicos que tramitamos, por diferentes causas, solo siguen en vigor dos. Ahora estamos con los parques solares, que tienen menor impacto. La directriz de 2019 ya excluye dos tercios del territorio de la implantación de energías renovables y el tercio restante está muy condicionado. Hay que huir de maximalismos: entre el no a todos los parques y sí a todos hay que buscar el término medio y hacer una evaluación.

– ¿Y el autoconsumo como solución?

– Hay que explotar al máximo el autoconsumo, pero por desgracia no sirve para cumplir con toda la demanda energética. No es la panacea. Según el ministerio, el potencial del autoconsumo en La Rioja alcanzaría unos 49 megawatios, lo que viene a ser más o menos la potencia del parque de Valderrete. Necesitamos acompañarlo con la instalación ordenada de energías renovables.

– ¿Las quejas del bodeguero Álvaro Palacios son exageradas?

– Le convocamos a una reunión a la que no acudió, así que no he podido hablar directamente con él. Lo que le he leído en artículos y entrevistas son puntos de vista hiperbólicos que denotan casi un negacionismo de la situación actual. Habla de parques como el de Cofín, sobre el que parece haber una empresa interesada aunque eso ni siquiera nos consta como administración. Son posturas que no ayudan a mantener un debate sereno sobre las energías renovables.

– Los pantanos en La Rioja están mejor que en otras regiones. ¿Debemos aun así temer restricciones si se prolonga la sequía?

– Debemos ser muy cautos. El año hidrológico está siendo muy malo. Tanto los pantanos como los acuíferos y las surgencias, de los que toman el agua la mayoría de los municipios, dependen de lo que vaya a pasar en otoño-invierno. Estamos en una situación comparativamente mejor que en otras comunidades y no están previstas restricciones. Aquí interviene la jerarquía del agua: lo primero es mantener el caudal ecológico de los ríos, luego asegurar el agua de boca y más tarde la de uso agrícola. Para ninguno de ellos están previstas restricciones en La Rioja este año. Ha habido algún problema puntual de abastecimiento en las surgencias de las que dependen algunas pequeñas localidades, y ahí está el Gobierno para acompañar a los municipios.

– Hace diez días visitó el Alto Najerilla. ¿Se encontró mucha oposición al Parque Natural o logró convencer a los vecinos?

– No era la primera vez que íbamos allí. Estuvimos en la Venta de Goyo el director general, José Luis Rubio, y yo para aclarar dudas de vecinos, alcaldes, asociaciones... La sensación fue buena. Hubo municipios, como Ventrosa o en menor medida Viniegra de Arriba, en los que encontramos más oposición, pero la gente fue con ánimo constructivo. Hubo dudas porque se ha creado demasiado ruido, con mentiras como que con el Parque Natural no se iba a poder pescar, cazar o mantener la ganadería extensiva, cuando precisamente la ganadería extensiva es uno de los pivotes del parque. Lo que se intenta es generar un escaparate sobre los valores naturales del lugar y poder atraer a visitantes, sin restar nada a las actividades tradicionales de la zona.

– ¿El mayor miedo es que un exceso de turismo pueda matar la vida ordinaria de la zona?

– Algunas de las opiniones iban por ahí. Compartimos con ellos que eso sería un drama, pero el propio Parque Natural tiene herramientas para limitar la afluencia. La prueba es que en el Parque de Sierra Cebollera eso no ha pasado y la afluencia de visitantes ha resultado beneficiosa. El turismo aporta vida y nuevas posibilidades sin restar las que ya existen. Solo hay que ir para comprobar que la ganadería extensiva convive con total normalidad con el Parque Natural en Cebollera.