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Las organizaciones agrarias ARAG-Asaja, UAGR-COAG y UPA coinciden en señalar la importancia de las concentraciones parcelarias en la dinamización de la agricultura regional. « ... Es una herramienta clave para el campo», asegura Roberto Ruiz-Clavijo, de UAGR. «Un buen instrumento muy útil para los agricultores», avala Igor Fonseca, de Asaja. «Son muy positivas, los pueblos con parcelaria tiene posibilidades, sobre todo si va a asociada a regadío», recalca Néstor Alcolea, de UPA.
Aunque históricamente las organizaciones han preferido mantener un perfil bajo y dejar hacer a los agricultores de cada municipio en los procesos, el sentir común es que han ayudado a paliar las cada vez más acuciantes estrecheces del campo riojano.
Aunque hay matices. Por ejemplo, el empleo de terrenos de parcelarias para instalación de parque eólicos o solares. «Una inversión con dinero público para uso agrario no puede quedar en manos de iniciativas industriales. Creemos que no se deberían poder instalar energías renovables en zonas de parcelaria ni en terrenos de alto valor», señala Fonseca. «Deben ser para uso 100% agrario, especialmente porque se han instalado en algunos de los terrenos más ricos de La Rioja», apunta Ruiz-Clavijo. «No puede volver a ocurrir como en Hervías o Santa Engracia», sentencia Alcolea.
También desde las organizaciones profesionales se recuerda que las parcelarias están bien... donde están bien. «No podemos perder nuestras señas de identidad, la esencia de la agricultura riojana debe mantenerse y eso pasa por las explotaciones tradicionales», argumenta Ruiz-Clavijo. «Existen municipios donde no tendría sentido una parcelaria. Las concentraciones deben partir siempre de los agricultores», avala Alcolea.
Y, por último, las actuaciones deben respetar el medioambiente. «Ahora se cuida mucho más, existe mayor sensibilidad. Hay que conjugar rentabilidad, sostenibilidad y respeto al paisaje», analiza Fonseca. Un aspecto, el medioambiental, que históricamente ha sublevado a las organizaciones ecologistas, que han visto en las parcelarias un ataque a la biodiversidad.
Las parcelarias no se construyen de la noche a la mañana. Se trata de procesos largos, garantistas y que en La Rioja siempre han empezado por petición de los propietarios y nunca por la Administración, aunque la ley contempla esa posibilidad.
La primera fase comienza redactando un decreto y, posteriormente, se fijan unas bases provisionales. Para estas se debe investigar la propiedad de cada una de las tierras, clasificarlas y valorarlas. Esta información se publica, se traslada a cada propietario y se abre un período de alegaciones. Tras estudiarlas, se llega a las bases definitivas, que también pueden ser recurridas.
Cerrar esos trámite supone comenzar la segunda fase, en la que se definen las nuevas fincas, que deben ser del mismo valor a las tierras aportadas. Además, se realizan encuestas para saber preferencias, ubicaciones, tipos de terreno... Como siempre, se pueden presentar alegaciones y cuando estas concluyen se firma el acuerdo de concentración (también recurrible). El siguiente paso es colocar los mojones y tomar posesión de las fincas mientras se desarrollan las obras de caminos. El proceso se cierra con la entrega de los títulos de propiedad sin coste alguno para los nuevos dueños.
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