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Si en algo se parecen desde ayer Concha Andreu y Luis Cacho es en que, como el segundo hizo primero, la presidenta también ha conseguido enfadar a todo el Parlamento regional (una parte del PSOE incluida). PP, Ciudadanos, Podemos e Izquierda Unida criticaron la ... segunda crisis de gobierno (o el cierre de la primera, según se interprete). Unos con más intensidad que otros, todos con argumentos diferentes y diferenciados y siempre críticos. Por saber está qué opina Raquel Romero, cuyo equipo prefirió este lunes apartarla de la primera línea después de llevarse del reparto de competencias dos direcciones generales más.
De derecha a izquierda, las críticas se acentúan en función de la presunta distancia ideológica. Así, fue Alberto Bretón (PP) el más duro en una valoración de urgencia que la formación presentará este martes de manera más sosegada y entrando al fondo de la reestructuración. «Veníamos anunciando la falta de liderazgo de Andreu, que no había Gobierno, que el Gobierno, en una situación tan difícil para la región como la crisis sanitaria, estaba más preocupado y ocupado en luchas internas de poder, que estaba de vacaciones», sostuvo. El dirigente popular interpretó la salida de Ocón y de Santos del Ejecutivo como una «purga interna» que ha hecho obviar la situación sanitaria: «Tenemos un desarrollo del COVID alarmante, veníamos diciendo que había que tomar medidas viendo lo que sucedía en otras regiones vecinas y se estaban dedicando a estas peleas», insistió Bretón para quien «la falta de liderazgo de Andreu» también queda patente en otras cuestiones como la vuelta a las aulas.
Desde el extremo contrario del arco ideológico, Henar Moreno (IU) tildó la decisión como «una irresponsabilidad del Gobierno y del PSOE. Se le llena la boca con la pandemia para cambiar de consejeros por razones que no atienden a la gestión ni a la política». Moreno defendió que «los riojanos necesitan políticas que mejoren o palien la crisis económica que se avecina» y sostuvo que «un cambio de nombres solo se podría entender para dar un giro más a la izquierda». Así, su temor es que no sean sino una «tapadera» para impulsar un cambio de política divergente a la acordada en el pacto de gobernabilidad. «Si es así, estaremos enfrente, como ya dijimos en los dos debates de investidura».
Pablo Baena, desde Ciudadanos, recordó que «desde el principio de la legislatura el acuerdo con IU y Podemos solo ha generado inestabilidad, que es a lo que responde esta crisis» y demandó para la región «certidumbre y estabilidad, políticas moderadas y sensatas que pasan por unos nuevos presupuestos de recuperación» por lo que seguirán «pidiendo a la presidenta que negocie ante esta situación de emergencia para dar estabilidad a nuestra Comunidad».
Podemos, por su parte, reconoció en un comunicado su «sorpresa y preocupación». La líder de Podemos, Arantxa Carrero, aseguró que sus dudas se centran en «la posibilidad de que los cambios puedan suponer un giro en las políticas de este gobierno de izquierdas y de progreso» y confió en que todas sus dudas se aclaren «antes del día 31, fecha en la que hemos convocado al resto de los partidos firmantes del Acuerdo de Gobierno a una reunión de la Mesa de Seguimiento».
Desde el prisma sindical, los líderes de UGT, Jesús Izquierdo, y de CCOO, Jorge Ruano, coincidieron en que lo vital es el programa. «Lo más importante es el cumplimiento del acuerdo de gobierno, otra cosa es cómo se estructure el Gobierno», dijo Ruano. Izquierdo urgió a desarrollar todo el acuerdo «para que las consecuencias de la crisis tenga el menor efecto en el ámbito social y económico».
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