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GEMMA BENITO
LOGROÑO.
Lunes, 23 de julio 2018, 20:59
Hay gente que confía en el color del manto de la Virgen de Fátima o se aferra al dolor óseo para saber si va a llover o no. Hay otros que no. Que salen al balcón o a la calle a observar el cielo, estudiarlo ... y hacer sus propias previsiones, simplemente, por gusto. Varios son los riojanos que se muestran aficionados a observar el cielo y anticipar los diversos fenómenos meteorológico que quizá acontezcan: José Rey, José Calvo, Adrián Pliego, Alberto Nájera, Igor Gorriño, Dani Benito, Lorenzo Arnaiz y Miguel Alonso, entre otros.
José Calvo, además de ser aficionado, tiene una página web en la que hace partícipe a todo el que quiera de sus observaciones. Esta afición de estudiar el cielo, su comportamiento y los fenómenos que en él se producen, viene derivada de los programas de Félix Rodríguez de la Fuente. Ese interés de salir a fotografiar la naturaleza le hizo estar continuamente pendiente del tiempo que iba a hacer para decidir si salir o no a inmortalizar el campo: «Como todas mis aficiones están relacionadas con el tiempo libre, poco a poco te vas fijando más en las cuestiones que hacen referencia al tiempo».
«Para hacer fotos a los fenómenos de tipo extremo, que sean asombrosos hay que hacer mucha labor de campo, no basar todo en las previsiones», afirma José Calvo que apela al método científico de prueba-error para «poco a poco, ir aprendiendo». A la hora de captar el momento perfecto «de nada sirve salir cuando ya ha empezado la lluvia; cuando llegas ya no está, puesto que la atmósfera es dinámica, no se queda todo en su sitio». «Por eso hay que anticiparse, llegar cuando las nubes se están formando o cuando caen los rayos», añade.
José Calvo podría definirse a sí mismo como un «cazatormentas» pero no en el sentido amplio del término ya que en Estados Unidos es una profesión y él no lo considera como tal. «Sí que es una afición que te exige mucho tiempo pero tienes que moderar, los que de verdad se dedican a ello, salen un día y quizá no vuelven hasta pasadas cuarenta y ocho horas», afirma este aficionado.
«No me considero meteorólogo, ni nada por el estilo, simplemente es una afición que disfruto», comenta José Rey. Este interés «es algo innato, desde pequeño me ha llamado la atención este tema e incluso mis padres no lo llegaban a entender», afirma José, quien confiesa que «esta afición la he contagiado en cierta medida a mis hermanos y a mi sobrino».
Relata que en su balcón tiene puestos sensores meteorológicos, con los que observa el cielo. A partir de ahí «quedamos mi sobrino y yo, cogemos el coche y vamos a grabar donde creemos que se va a producir el fenómeno». «También lo trasladamos a las redes sociales», cuenta.
Los fenómenos que más le impresionan son las tubas, tornados que no llegan a tocar la tierra y encuentra en ellas la explicación a «una lluvia de ranas» que vivió con trece años en Alcanadre.
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