Vuelos más económicos pero, sobre todo, continuos, regulares, con suficiente oferta de asientos y a unos precios que las compañías aerolíneas no asumirían si únicamente tuvieran en cuenta su interés comercial. Este es el objeto de las rutas aéreas declaradas de Obligación de Servicio Público ( ... OSP), una figura que asegura la prestación mínima de unos servicios en los aeropuertos para garantizar su viabilidad.
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La anterior Consejería de Fomento y Política Territorial ya solicitó en agosto la declaración de la ruta aérea de Agoncillo a Madrid como OSP, que incluía también la petición de operar trayectos a Barcelona. Para elevar la petición a la Dirección General de Aviación Civil del Ministerio de Fomento, el Gobierno de La Rioja encargó la redacción de un estudio socioeconómico que contenga, de manera detallada, aspectos como la caracterización demográfica e indicadores económicos. Ya reivindicado en mayo por Cs, la pasada semana el PP registró en las Cortes sendas iniciativas para declarar obligatorio que operen dos vuelos regulares diarios de ida y vuelta con Madrid y uno con Barcelona.
Rutas Se garantiza una frecuencia y servicios mínimos
Cuáles existen Una veintena, trece de ellas en Canarias.
Proceso Se adjudican por concurso que licita el Ministerio de Fomento
Si el aeropuerto de Logroño-Agoncillo lo consigue se sumaría a la veintena de rutas que ya están operativas en España: trece en Canarias, cuatro en Baleares, cuatro en Andalucía y dos en Extremadura (lo solicitaron en el 2015), las últimas que se han incorporado a este sistema de explotación. En concreto se trata de los enlaces entre Badajoz y Madrid y Barcelona, un modelo que podría ser aplicable en La Rioja y con el que el aeródromo pacense ha incrementado el 70% la cifra de pasajeros.
Desde el pasado 28 de octubre Air Nostrum, adjudicataria del concurso convocado por el Ministerio de Fomento, ofrece once vuelos de ida y vuelta semanales entre Badajoz y Madrid (dos frecuencias al día de lunes a viernes y una diaria los domingos, excepto agosto), con un precio de 90 euros (excluidas tasas), y cuatro vuelos de ida y vuelta semanales entre Badajoz y Barcelona, a 110 euros (también sin contar las tasas).
¿ Y quién financia estas tarifas? Pues la Junta de Extremadura, a pesar de que es el Gobierno central el que licita las rutas y las adjudica (sólo asume las compensaciones en el caso de los archipiélagos y de Melilla). Y lo hace de forma directa, subvencionando los billetes, en lugar de un contrato de promoción turística con la aerolínea, similar al que mantenía el Gobierno riojano con Air Nostrum (un millón de euros al año) que expira el 26 de octubre. La operadora dejará de volar si el acuerdo no se renueva.
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A priori podría presumirse que la situación de los aeropuertos de Badajoz (BJZ en el código IATA de los aeropuertos europeos) y de Agoncillo-Logroño (RJL) es muy similar: los dos forman parte de la red estatal que gestiona Aena; su rentabilidad para las distintas aerolíneas es nula por lo que siempre han necesitado de ayudas indirectas de ambas administraciones regionales para enjugar el déficit de explotación a través de contratos de promoción turística; esa circunstancia ha generado un gran debate social en ambas comunidades que dura años con sectores que consideran estos aeropuertos un «despilfarro» y se muestran más proclives a la inversión en otras infraestructuras; pero tanto la Junta de Extremadura como el Gobierno de La Rioja (hasta ahora) han hecho siempre una apuesta firme por el servicio de transporte aéreo. Además, las cifras de tráfico de pasajeros son similares en términos relativos: el año pasado Agoncillo registró 21.381 usuarios, el 7% de su capacidad total (300.000), y Badajoz, 52.071, el 7,4% (700.000).
Sin embargo existe una gran diferencia entre ambos: los aeropuertos competidores con los que se solapa el centro pacense (Sevilla, Ciudad Real y Córdoba) están a más de dos horas de distancia, mientras que en el caso del de Agoncillo, el desplazamiento hasta las instalaciones aeroportuarias de Pamplona, Bilbao, Santander y Zaragoza está por debajo de ese umbral temporal. Así se recogió en un informe del Tribunal de Cuentas europeo en el que censuraba la nula rentabilidad del aeropuerto de Badajoz. Una conclusión que bien hubiera podido extraer para el riojano, aunque Agoncillo no entró en su informe.
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