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Cada último sábado de mes La Gota de Leche celebra a las 12 horas un 'Café Filosófico' y los últimos domingos, La Rosaleda del Espolón de Logroño a las 12.30 horas, un 'Aperitivo Filosófico', ambos coordinados por Marina Rodríguez Martínez (Logroño, 1959), licenciada en ... Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid.
– Si ya es difícil que dos personas queden para hablar, que lo haga un grupo para 'filosofar' resulta extraordinario, ¿no le parece?
– Es extraordinario y maravilloso. Me propuse hacerlos porque participo en ellos en Asturias cuando voy de vacaciones. Cuando me aparté de la docencia empecé a poner en marcha la idea tras el confinamiento. La Gota de Leche y la Biblioteca Rafael Azcona me abrieron las puertas pero no es exactamente hablar de Filosofía...
– ¡Vaya! Entonces, ¿qué es?
– No es una clase de Filosofía ni hablamos de filósofos o corrientes filosóficas, se trata de poner en práctica recursos filosóficos sobre temas que surgen o propongo.
– ¿Una conversación erudita o profunda, alejada de la superficialidad de las conversaciones de cuadrilla?
– Tampoco es una charla de terraza de bar o de sobremesa sino un diálogo común un poco dirigido. Hay unas pocas reglas para ordenar y dar voz a todos los que participan. No es una actividad filosófica en sus contenidos, porque son muy variados. El tema es secundario, lo que interesa es poner en funcionamiento nuestra capacidad de argumentación, conceptualización, preguntar, dudar, desvelar contradicciones...
– ¿Y de qué temas hablan?
– Por ejemplo, de la verdad.
– ¿No hay concesiones a temas triviales, como el fútbol, filosóficamente hablando?
– No, pero sí planteamos la posibilidad de una sociedad en la que la única norma válida fuese que cada uno hiciera lo que quisiese. O el tiempo en nuestras vidas, la relación entre razón y emoción... normalmente son cuestiones en las que es fácil caer en el 'depende', por lo que queremos forzar una decisión.
– Algún chascarrillo habrá...
– ¡Sí! ¡Si son muy divertidas! Nos reímos y lo pasamos bien. Lo proponemos como un juego, dialogando y evitando la obviedad, atrevernos a traspasar las líneas rojas del pensamiento, llevarlo hasta las últimas consecuencias, pensar lo impensable, arriesgar en las hipótesis. Es un juego, no se pierde nada.
– Permítame la broma pero, ¿no piden la licenciatura en Filosofía para participar, no?
– Al contrario. La idea es sacar la Filosofía a la calle y quitarle el aura de difícil, abstracta o para especialistas. Todos los humanos tenemos capacidad racional, pero pensar bien requiere rigor y práctica.
– ¿Es el 'Café Filosófico' un oasis del pensamiento serio?
– El humor es un gran catalizador de la sociedad e introducirlo en la reflexión me parece un recurso muy válido. Otra cosa es el cachondeo. Vivimos una vida frívola. El objetivo del 'Café Filosófico' es abrir la mente para ser conscientes de lo que ocurre, para ver la vida desde diferentes perspectivas y adquirir el hábito de planteárnoslas, de pensar por nosotros mismos, cuestionarnos lo que se nos presenta, por salud mental.
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